Capítulo 10

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Heather

A las 8 suena la alarma y me levanto para organizar la casa, bañarme y vestirme antes de que llegue Taylor. Me puse un short y una blusa de tirantes, todo blanco, me peiné y me maquillé solo un poco. Termino con tiempo suficiente para encender un incienso, poner música y leer.

¨Una débil esperanza iluminó el rostro de Raven. Levantó la cabeza pensando que, si podía explicarles a los aldeanos lo que había tenido que vivir y ellos se compadecían de ella, podría irse y volver al camino iluminado que la sacaría de aquella madriguera de suicidas. Ya no podía hacer nada por Shadow; ella estaba tan condenada como los demás, pero al menos podría salvar su propio pellejo. Tendría la oportunidad de volver a donde le correspondía, con gente como ella. Podría dejar atrás aquel horrible suceso y a aquellas horribles personas.¨

Debe ser difícil asumir que por intentar salvar a alguien más de su camino triste y oscuro también termines en él. Raven tenía su camino de luz asegurado y lo abandonó para intentar salvar a Shadow, quien ni siquiera deseaba su ayuda. Quizás Raven solo lo intentó porque en vida no fue capaz de hacerlo, pero fue con buena intención.

A las 10 llegó Taylor, al abrir la puerta lo vi luciendo espectacularmente un loco muy casual, lo invité a pasar y nos dirigimos a mi cuarto, donde había estado leyendo hasta que llegó. Hablamos sobre música, libros, por qué estudiar una carrera de idiomas.
Nos gusta la misma música y casi los mismos cantantes y grupos, estudiamos idioma porque nos gusta, y sobre los libros no hay mucho en común.

A las 11:30am decido que debo ponerme manos a la obra con el almuerzo.

-Voy a preparar el almuerzo, si quieres te puedes quedar aquí o acompañarme a la cocina, sentarte en la barra y continuamos conversando- le propongo.

-Vine aquí para estar contigo, así que me voy a la cocina, pero te ayudaré a cocinar- me dice, riendo- ¿cuál es el menú?

-Bueno...no había pensado en eso- le confieso- ¿qué te gusta comer?

-Pastas- me dice después de pensarlo por unos segundos.

-Bien, pues pastas será- le digo feliz y comienzo a buscar en los cajones de la cocina- ¿espagueti o macarrones?- pregunto cuando los encuentro mostrándole ambos estuches.
-Mmmm...espaguetis a la carbonara.

-Muy buena elección. Pues manos a la obra- le digo y comienzo a buscar los ingredientes y colocarlos sobre la meseta, Taylor coloca el agua a hervir en el fogón y comenzamos a alistar todo. Mientras troceamos los cigarrillos de cerdo sin ahumar no puedo evitar que por mi mente pase la imagen de nosotros como una pareja y sonrío ante ello.

-¿Qué pasa?- me pregunta.

-¿Eh? Nada, solo estoy feliz- digo intentando ocultar el motivo real de mi sonrisa.

-Que bueno, me gusta verte así- sonríe.

Una vez está todo listo él se queda preparando los platos y yo pongo la mesa, los cubiertos, unas rosas al centro y un pomo de gaseosa. Nos sentamos uno frente al otro, conversamos y reímos mientras disfrutamos nuestro almuerzo.

-No puedo creer que de pequeño tuvieras voz de niña- río ante su confesión y él me acompaña, casi nos atragantamos.

Al terminar el delicioso almuerzo fregamos los trastes, Taylor secaba cada pieza cuando yo había terminado, no pude evitar la tentación de salpicarlo varias veces, él se secaba en mi con cara de fingida molestia. Una vez la cocina estuvo limpia decidimos estudiar un rato.

La tarde la pasamos estudiando un poco y me ayuda a recuperar las clases del jueves, escuchamos música, bailamos y  cantamos, aunque canto fatal, sobre todo si me comparo con él. Nos divertimos mucho.

-Creo que ya va siendo hora de que me vaya- dice mirando la hora- He pasado un día maravilloso, gracias.

-No hay de qué, gracias a ti.

-A mí, ¿por qué?

-Porque de no ser por ti estaría tirada en la cama totalmente deprimida- le digo con sinceridad. Ambos nos quedamos en silencio por un momento, hasta que él se decide a hablar.

-No vale la pena que te deprimas por alguien que no se ha tomado la molestia de llamarte una sola vez en estos días, no creo que lo sepa valorar- responde, y no sé qué decirle porque, en parte, tiene razón.

Terminada la frase se dirige a la puerta, nos despedimos y se marcha.
Mis amigas me han llamado 25 veces pero no les he contestado porque no me apetecía estropear el momento. Le marco a Lía y contesta al primer tono.

-¿Cómo estás?- suena preocupada.

-Hola. Bien.

-¿Sabes lo preocupadas que estábamos? ¿Por qué rayos no contestabas? Te hemos llamado más de 20 veces y enviado WhatsApp, fuimos a tu casa y nadie salió- está muy alterada, puedo sentir su voz llorosa, y escucho a Mel detrás.

-Lo siento chicas, en serio- me disculpo- Sólo quería pasar el día tranquila. Lo siento muchísimo.

-Vale, pero ¿por qué no abriste? ¿A dónde fuiste?- pregunta Mel.

-Estuve en casa todo el día, pero no escuché la puerta o el timbre.

-¿Estuviste todo el día en tu casa, sola? O quizás Nate llamó y se arreglaron.- termina diciendo Lía más para sí misma que para mí.

-No, de Nate no he sabido desde la discusión y ya estoy dudando si sabré de él de nuevo. Estaba con Taylor, que se portó  muy bien conmigo ayer y quise agradecerle de alguna forma- justo me imagino sus caras tras esta noticia.

-¿Cómo?- dice Mel asombrada.

-Como escuchas- respondo y me encojo de hombros, a pesar de que sé que no me ve.

-No me lo puedo creer Heather- ahora es Lía quien habla- Entonces, ¿pasaste el día de hoy con Taylor?

-Sí, y el de ayer también. Fue asombroso chicas, me hizo ver los lugares que he visitado miles de veces con otros ojos. Y en agradecimiento lo invité a venir hoy. Gracias a él no estoy tan mal como pensé, porque Nate ni siquiera ha llamado en tres días.

-Wow, no me lo creo- dice Mel.

-Heather, ¿no estás omitiendo nada de la historia?- Lía sí que es directa y va a lo que quiere.

-¿A qué te refieres?- me hago la tonta.

-No me irás a decir que... ¿ni siquiera se besaron? A leguas se ve que Taylor está loquito por ti- dice Lía y yo no respondo- Hubo beso, tu silencio te delata- dice convencida. No sé cómo lo hace pero ella sabe leerme siempre.

-Sí, hubo besos, pero sólo eso- digo avergonzada.

-O sea que fueron varios- sigue Lía, que cuando se pone en plan detective no se le escapa una, vamos que lo que no resuelve ella no lo logra ni el mismísimo Sherlock Holmes.

-Que si, y ya está bien. Ahora que lo digo me siento muy mal, yo sigo con Nate y lo amo- digo, más intentando convencerme a mi misma que a mis amigas.

-Amiga- dice Mel- yo no sé mucho sobre estas cosas pero... ¿no te parece que Nate ya ha demostrado que no le importas lo suficiente?

-Es verdad,- interviene Lía- el muy capullo podría al menos haber enviado un ¨hola¨, no creo que eso tome más de... ¿cuánto? ¿Medio minuto?

-Chicas, por favor, he tenido dos días maravillosos, ahora mismo me siento muy bien y no quiero arruinar mi humor, no hoy. ¿Hablamos mañana?

-Vale- dicen a coro.

-Las espero en casa, aquí les contaré todo.

-Más te vale,- dice Lía- ahí estaremos ¿a las 11 está bien?

-Si. Chao, las quiero mucho.

-Y nosotras a ti- responden a coro de nuevo y corto la llamada.

Luego de la charla con las chicas me recuesto en la cama a leer hasta que me duermo.

Me despierta el sonido de una notificación y cuando miro la pantalla es un mensaje de Nate.

-¿Qué hora es? Las 3:30 de la madrugada, joder Nate, vaya horas que escoges- digo para mí y abro el mensaje.

Nate: Lo siento, soy un imbécil, ¿puedo ir a tu casa para que hablemos?

Yo: ¿Ahora?

Nate: Sí, ahora.

Yo: ¿Sabes qué hora es?

Nate: Las 3:33 ya, ¿por qué?

Yo: Porque es tarde, Nate. Estaba dormida.

Nate: Por favor, hablemos. Yo te he visto dormir, levantarte, de todas las formas posibles, no creo que eso sea una excusa válida.

Yo: Vale, puedes venir, pero te advierto que no estoy para discusiones.

Nate: Sólo hablaremos. En 5 minutos estoy ahí.

Despertar después de ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora