Capítulo 17

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Nate

Son días grises, de lluvia y nieve. Son días de frío y nostalgia, días en los que piensas demasiado. Todos salen a la calle con grandes abrigos, guantes, bufandas, botas, paraguas. Las calles apenas son transitadas y los peatones sólo salen si es realmente necesario, salvo los niños, ellos siempre encuentran motivo de diversión y alegría. Ellos juegan a lanzarse bolas de nieve, o hacen un muñeco de nieve, o corretean y se acuestan a hacer angelitos en la nieve. Y los niños me recuerdan a ella, no hay nada negativo que opaque su alegría, no hay forma posible de evitar que en el momento menos esperado haga alguna broma.

El frío nunca ha sido de mi preferencia, pero recuerdo que a Heather le encanta salir con este clima a tomar un chocolate caliente en una cafetería cercana mientras lee su libro escuchando música.

Últimamente pienso demasiado en ella, en qué estará haciendo. Pienso en lo que podríamos estar haciendo juntos ahora mismo y recuerdo por qué no es así. Maldito seas, Taylor. No lo malinterpreten, no lo estoy culpando a él, sé que si no estamos juntos ahora es por mí pero, cuando la vi, ya hace varios días, entrar de la mano con él en la biblioteca me invadió la rabia. Tuve que salir del lugar para evitar partirle la cara, a pesar de que debería estar feliz por ella. Pero no, ella era feliz conmigo, ¿o no?

Quizás de tanto que pasamos, de tanto que me encargué de robarle la alegría, de tanto pisotearla, dejó de ser feliz conmigo. Fui egoísta, fui un idiota. Ahora me toca luchar por ella.

Estos pensamientos me torturan, por lo que decido salir en mi auto. Siento el rugir del motor, enciendo la radio y doy play a mi música, a todo volumen. Escucho el sonido de las gomas al rozar con el pavimento cuando acelero de golpe y salgo a la carretera.

Conduzco sin rumbo mientras canto a todo pulmón las canciones que van sonando según el aleatorio de mi playlist. Las gotas caen en el parabrisas y siento que todo conspira en mi contra cuando comienza a sonar "November rain".

-¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda!- golpeo el volante mientras maldigo, esa canción se la dediqué a Heather. Casualmente estamos en un día lluvioso y frío del mes de noviembre- Gracias, seas quien seas que estás allá arriba- miro al cielo con ironía.

No pienso ir a la universidad hoy, no estoy de humor y tampoco podría soportar ver a esos dos juntos presumiendo su nueva relación. Claro que ahora están bien, que les va de maravilla, apenas empiezan. Cuando él comience a conocerla de verdad no la va a aguantar, no creo que haya muchas personas que lo hagan, está loca. No me malinterpreten, es la mejor maldita loca que existe, pero precisamente por eso sé que no cualquiera la puede comprender. Seguir su ritmo, sus cambios de humor, acompañarla en sus travesuras. Se ríe como loca a veces de la nada, con esa risa contagiosa que no se detiene hasta que te duele el abdomen.

Conduzco por la ciudad sin saber a dónde ir hasta que paso por delante de un bar y decido ir por unos tragos, busco con la mirada un espacio para parquear y entro al lugar. Pienso si debería invitar a alguien, pero luego de una rápida mirada a mis contactos decido estar solo, no creo que ninguno de los que vendría entienda lo que me pasa y para tener una charla mediocre ya están las camareras y demás clientes en el bar.

Al salir ya está oscureciendo y tengo unos tragos de más, saco mi celular del bolsillo y llamo a Heather, salta al buzón de voz tras dos tonos, me ha rechazado las llamadas por semanas. Insisto, tres, cuatro llamadas más y sigue sin responder. Decido enviarle un mensaje de texto una vez más diciendo lo que quiero, a pesar de saber que este también será ignorado. La única vez que me respondió fue para decirme que dejara de molestarla.

Mensaje enviado. Nunca había tenido que insistir tanto a alguien, pero no me rendiré, esta batalla no la puedo perder. Fueron años compartiendo momentos y recuerdos que no se borrarán, tengo la esperanza de que pensar en eso la convenza de que vale la pena un intento más, un maldito último intento es todo lo que pido, no puede haberse olvidado de mi tan pronto.

Me invaden las ganas de irme a casa y acostarme en la cama, el alcohol no me está ayudando. Conduzco sin prestar demasiada atención a las señales, por lo que me llevo una luz roja.

-¡Demonios! Esto me va a costar un ticket.

Una vez más estoy en una casa vacía que me consume, la soledad no se apiada de mi y me abraza en el preciso instante en que entro por la puerta. Enciendo la televisión y comienzo a cambiar los canales sin prestar mucha atención. La pantalla de mi celular se ilumina y rápidamente lo miro con la esperanza de que Heather me hubiera respondido, malditas notificaciones de Facebook. Si sigo así me voy a volver loco, apago el maldito televisor porque definitivamente no hay nada que me apetezca ver ni me distraiga, me tumbo en el sofá con mis manos detrás de mi cabeza mientras mi cerebro comienza a hacer las preguntas que he intentado evitar por mucho tiempo.

Si no hubiese sido un total imbécil ese día, si hubiera intentado arreglar las cosas como hacía ella siempre. Si simplemente nunca hubiera hecho las cosas que hice para que ella sintiera que tenía que luchar tanto por la relación. Estar en una relación debería ser fácil, tener un compañero para las buenas y malas, alguien que te motive a crecer y crezca contigo, y yo....siempre se lo puse todo tan difícil. Tu pareja debe ser motivo de alegrías mientras yo a ella solo le daba disgustos y le robaba toda esa luz llena de felicidad y amor que siempre la rodea.

Sé que la cagué, y en grande, porque ella ha sido lo mejor que me ha pasado y es un ángel que alegra la vida de quienes la rodean. Ahora lo sé, ahora lo veo bien porque estoy lejos del calor de su fuego y se siente el frío. Extraño todo de ella, y aquí estoy esta noche, mirando al techo mientras voy notando como me cae el peso de mis errores uno por uno encima.

Un par de lágrimas escapan de mis ojos, siento su calor por mi piel seguidas del frío que provoca la humedad que dejan y el aire. Me hago un ovillo y cierro mis ojos en busca del sueño.

Despertar después de ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora