JiMin era considerado como el Omega más hermoso de todo el instituto hasta que su mejor amigo también se presentó como uno, quitándole el lugar del que ya hace tiempo lo habían coronado, sin embargo, JiMin sé sentía realmente afortunado importándol...
JiMin era un pequeño de seis años que gozaba de deslumbrante belleza, acompañada de una hermosa personalidad, provocando que las personas con las que interactuaba quedaran encantadas con su persona. Siempre y cunado no fueran Alfas.
Algunas de las madres de los pequeños Alfitas que se presentaban día a día en el salón de preescolar, conversaban con su madre pidiendo permiso para permitirles llevarse al pequeño peligrosa con ellas, para que compartiera tiempo con sus hijos. Y como buena madre nunca permitió tal cosa, sabia que sería incómodo para su bebé y trataba de siempre velar primero por su bienestar.
Sabía que JiMin tenía problemas al tratar con Alfas, casi siempre se mostraba serio e incómodo a demás de que era muy fácil que se enojara cuando alguno intentaba acercarse más de lo debido, haciendo pequeñas rabietas y gritando lo feo que era, esto provoco que su madre se meta en muchos aprietos por eso lo mejor era evitar cualquier problema.
Tampoco es como si ella se quedara con los brazos cruzados y no hacía nada, al contrario, siempre que tenía algún problema por el comportamiento, lo reprendía severamente diciéndole que lo que hacía no estaba bien, nadie merecía ser tratado mal por la jerarquía a la que pertenecía, sin embargo, el que JiMin sea un Omega puro no ayudaba mucho pues su sensibilidad era el doble que la de un Omega común, provocado que hasta el más mínimo regaño lo hicieran llorar.
Al crecer su comportamiento no vario siempre trataba de evitar a los Alfas a toda costa y más cundo su mejor amigo estaba su lado, aún no sabían cuál seria su género, pero eso no les importaba, al menos a uno de los dos.
Era considerado como el Omega más hermoso de todo el instituto hasta que su mejor amigo también se presentó como uno, quitándole el lugar del que ya hace tiempo lo habían coronado, sin embargo, JiMin sé sentía realmente afortunado importándole en lo más mínimo si titularidad, pero lo que sí le importaba era alejar a cualquiera Alfa idiota que se quisiera acercar a su lindo conejito.
