Capitulo 29:

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Si a Ginny le hubieran advertido de que los exámenes finales iban a ser tan difíciles y atareados, probablemente no se hubiera emocionado tanto en ir a Hogwarts, pero desgraciadamente nadie lo hizo, ni siquiera sus hermanos mayores le dieron una pista sobre eso. Pero aun así allí estaba, tratando de pasar al segundo año, aunque no era la única que luchaba.

Hermione parecía estar más estresada de lo que estuvo en todo el año, y a cada momento en sus ratos libres (en los que se suponía debían descansar) solo pensaba en estudiar y hacer estudiar a sus amigos para que pasaran los exámenes. Ron quería explotar y también estaba muy estresado aunque no lo admitiera, a la única hora en la que no se le veía de mal humor, era a la hora de la comida.

Por supuesto, Harry tenía doble presión encima, aparte de los exámenes y la insistencia de Hermione a que estudiara, también se le sumaba la preocupación por la piedra Filosofal y el ardor en la frente, que desde el accidente en el bosque no dejaba de molestarle.

Ginny notaba aquella incomodidad en Harry, y a veces intentaba hablar con él sobre eso, pero el azabache terminaba cambiando de tema, como si la piedra le preocupara tanto que ni siquiera quería estresarse con eso. La pelirroja había querido descubrir que tenía Harry en la frente, pues por lo que sospechaba debía ser una cicatriz, pero este jamás se la dejaba ver y debía admitir que eso la molestaba.

Aunque Ginny no se quedaba atrás con el estrés de los exámenes, ella también estaba muy estresada por estudiar y sacar buenas notas, tanto que ni siquiera le había podido responder las cartas a Sirius. Este le había enviado muchos dulces y cartas casi todo los días, pero el tiempo no le daba para responderle, siempre estaba de aula en aula para las clases, en el comedor a la hora de comida, en la biblioteca en sus horas libres y después casi a las siete de la noche a dormir.

A veces tenía libres unas horas los fines de semana, pero esas las usaba para las prácticas de Quidditch. Que también la cansaba demasiado. Ella había pensado que si el primer año era así, no se imaginaba cuando tuvieran que pasar los T.I.M.O.S o los E.X.T.A.S.I.S, seguramente moriría de tanta información.

La semana de los exámenes prácticos finales llegó, y todos los estudiantes (en especial los de primer año) estaban preparados y listos después de una semana y media de mucho estudio.

Entre las pruebas que más destacaban como estrictas estaba la de Encantamientos, en donde el profesor Flitwick pasó individualmente a los chicos para ver si podían hacer bailar a una piña encima de la mesa. Otra de las materias también un poco exigentes era la de Transformaciones, por supuesto, la profesora Mcgonagall observó minuciosamente a sus alumnos mientras estos convertían a un ratón en una caja de tabaco.

A la materia a la que más le temía Ginny era Pociones, pues el profesor Snape les había exigido mucho en la teoría de cada una de las pociones que habían preparado durante el año escolar, y ahora debían ponerlas en práctica, entre ellas, una que se le hacía un poco difícil, "La poción para olvidar".

Durante la clase antes de los exámenes le había salido horrible, por suerte (y en parte porque era amiga de Harry) el profesor no la regañó ni mucho menos le quitó puntos a su casa.

En el examen práctico la pelirroja temblaba cada vez que agregaba un ingrediente más a la mezcla y trató de calmarse porque las luces comenzaban a parpadear además de que las pociones en los estantes temblaban ligeramente, como si quisieran explotar.

Pero solo fue gracias a Harry que Ginny aprobó sin explotar nada ni a nadie, pues el azabache se la pasó dictándole mentalmente las indicaciones al pie de la letra, además de que le decía palabras bonitas y de aliento para que se le subiera el ánimo, cosa que logró con mucho éxito.

Nuevo Comienzo (Hinny)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora