ℂ𝕒𝕡𝕚𝕥𝕦𝕝𝕠 𝟠: 𝒫𝓁𝒶𝓃𝓉𝒶 𝓊𝓃𝒶 𝓈𝑒𝓂𝒾𝓁𝓁𝒶 𝓎 𝓋𝑒𝓁𝒶 𝒸𝓇𝑒𝒸𝑒𝓇

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Si hay algo que los vivos comparten con los muertos es que los rumores se esparcen como la pólvora, en menos de doce horas todo el mundo de la cultivación había escuchado que Gusu Lan estaba afrontando una calamidad a los pies de la montaña.

Los fantasmas cercanos a Caiyi habían sido alertados del inminente desastre, casi podían sentir la misma corriente eléctrica de miedo que la mismísima Cuidad Yi les causaba cuando el paso a los Túmulos Funerarios era atravesado. Algunos fantasmas, temiendo ser arrastrados en la catástrofe, intentaban desesperadamente huir. Sin embargo, como muchos estaban anclados en el sitio en el que murieron, se desataron dos situaciones un tanto diferentes: Algunos amablemente buscaron refugio entre sus límites, otros simplemente perdieron la cordura y buscaron atacar a los humanos o comerse entre ellos mismos para poder adquirir la habilidad de escapar de la tierra en la que han muerto.

Para fortuna de muchos, tanto como para los indefensos fantasmas que temían ser comidos por sus pares como para los aterrorizados ciudadanos que debieron abandonar sus hogares en medio de la noche, los tan esperados refuerzos se hicieron presentes después de lo que fueron largas e incesantes horas de batalla para mantener a los espíritus de alto nivel lo más lejos posible de los refugiados en los Recesos de las Nubes.

Irónicamente, los primeros en llegar fueron los discípulos de Yunmeng Jiang y Qinghe Nie, cuyas sectas eran las que residían más lejos.

¿Por qué nadie había saltado a la ayuda si había sectas más cercanas a Caiyi?

Al tratarse de sectas pequeñas, aun sí habían escuchado los llamados de auxilio desde la primer desesperada campanada de las torres de control a los bordes de la ciudad, solo pudieron esconderse con el rabo entre las patas y resguardarse junto con sus tesoros hasta ver qué hacían las sectas más prominentes. Solo se unieron a la batalla cuando Yunmeng Jiang estaba por llegar al frente.

Aunque no todos los lideres eran como esas hormigas cobardes escondiéndose de la lluvia en sus hormigueros, el clan Ouyang fue uno de los primeros en marchar directo a la puerta de la secta Yunmeng Jiang para unir sus fuerzas. (Sus motivos eran más que entendibles, el único hijo del líder del clan se encontraba estudiando en Gusu en ese momento. El líder de la secta prácticamente salió corriendo de sus aposentos con la túnica mal puesta y los zapatos al revés, ¿Qué le importaba quedar en ridículo cuando la vida de su hijo estaba en peligro?)

Por otro lado, Lanling Jin siempre fue la última de las grandes sectas en actuar, a nadie le sorprendió su tardanza en auxiliar a Gusu Lan. Esa conducta de desinterés en asuntos ajenos había surgido con el mandato del bisabuelo de Jin Rulan, muchísimo antes que la guerra con el Clan Wen siquiera iniciara, sus argumentos eran que su secta debía focalizarse en asegurar sus patrimonios y fuerzas por encima de todo. Obviamente, su polémico hijo Jin Guangshan, siguió sus palabras a rajatabla durante los primeros años de la guerra contra los Wen y solo actúo cuando vio que el tablero de juego se podría inclinar a su favor con la presencia del Patriarca de Yiling en el frente de batalla, generándose a sí mismo muchas riquezas y proezas por el mero hecho de haber atacado los frentes restantes sin perder sus hombres, poniéndole final a la guerra y permitiéndose el lujo de montarse un harem de muchachas jóvenes. Muchas personas habían esperado que se diera un gran cambio en las políticas del clan Jin tras la asunción del joven Jin Zixuan como el líder de la secta tras la muerte de Jin Guangshan, pero grata fue la sorpresa que se llevó el mundo de la cultivación al verlo tan determinado en no alzar una guerra contra el temible Patriarca de Yiling pese a los constantes roces que existían entre su secta y el mago oscuro. Su postura había sido tan firme que surgieron múltiples teorías al respecto, algunos llegaron a teorizar que era la influencia de su esposa, quién había sido la shimei del Patriarca cuando aún pertenecía a Yunmeng Jiang, otros decían que simplemente era porque el clan Jin era un nido de víboras cobardes que solo salían cuando sus víctimas estaban en sus últimas.

El Amor Inmortal de Hanguang-junDonde viven las historias. Descúbrelo ahora