iii

183 29 2
                                    

3

VENTANAS DEL ALMA

VENTANAS DEL ALMA

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

.

.
.

                 MARCO VIERA OBSERVABA COMO ALGUNAS PERSONAS pasaban por la ventana de aquel pequeño edificio que cumplía el papel de hospital donde a regañadientes tenía que hacer de niñero de una persona tiesa, el hospital había sido construido lo suficientemente cerca de Nueva Roma como lo estaba del Campamento Júpiter para que todos pudieran llegar de la misma manera por lo que estaba en un punto medio perfecto.

   A Marco le gustaba intentar adivinar lo que estarían pensando tan solo viendo las expresiones de sus rostros o gestos, a veces se entretenía por largos períodos de tiempo en eso gracias al TDAH, tratando lo mejor posible de no colocar su atención en esa extraña bruja con quien estaba atrapado por su deber de obedecer a Reyna, su Pretora, en esos últimos cuatro días.

   Marco rodó los ojos cuando escuchó la puerta del baño siendo abierta, la Centurión Leila Jones casi le había rogado a Reyna para estar allí de no ser porque la Pretora ya la tenía en cuenta para esa tarea de cuidar muy bien del cuerpo...Oh, cuerpo no, decirlo así sonaba muy tétrico para su gusto y Marco tenía muy claro que la chica no estaba muerta, su respiración calmada se lo confirmaba cada vez que volteaba a mirarla; la orden era que tanto Leila como Marco debían velar por la seguridad de la pequeña semidiosa de cualquiera que podría hacerle daño.

   Aunque al de ojos verdes le parecía más bien que al revés.

   ¿Un hijo de Venus capaz de percibir y manipular emociones y una hija de Ceres experta en calmar personas con olores corporales?

   Era más que obvio que intentaban mantenerla a raya si llegaba a despertar.

—¿Qué siente ahora? —le preguntó Leila rompiendo su tranquilidad haciendo un fuerte ruido al secarse las manos con los pantalones, que mujer más irritante. Leila se veía tan emocionada al notar como el gesto de la chica inconsciente había cambiado ligeramente, que soltó un chillido y Marco no pudo evitar rodar los ojos, ella se comportaba como una niña pequeña cada vez que veía a la portadora de la lanza.

-—Ella está molesta. —él respondió simple apartando la vista de la ventana y se recargó contra la pared cerrando los ojos para zanjar la conversación.

—¿Por qué? —los gigantes ojos azules de Leila brillaban con curiosidad.

—De que estés encima de ella todo el rato. —Leila hizo un puchero indignado, Marco sabía que ella solía ser así de...espontánea (por no decir encimosa) con algunos de los nuevos reclutas, tenía fijaciones con la gente que llamaba su atención, tanto que al hijo de Venus le parecía obsesivo, ella quería saber todo de ellos, lo que pensaban, sus ideas, sus deseos y filosofías, lo cual le estaba siendo difícil a Leila porque la hija de Trivia estaba muy dormida y solo consultaba con él por su empatía.

𝐒𝐓𝐀𝐑𝐃𝐔𝐒𝐓 ⇀ heroes of olympus [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora