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             SUS CABELLOS ERAN EXPULSADOS hacia atrás por la fuerte corriente de aire que parecía no tener ninguna clase de clemencia con ningún ser que se hallase cerca. Fuertes truenos resonaban como si el cielo emitiera un rugido de dimensiones estratosféricas mientras la ciudad era lentamente engullida por poderosas nubes de tormenta que ponían un aura aún más pesada en el ambiente,  y ese...asqueroso olor que percibía la hacía pensar en un fuego abrasador...no, en fuego no, magma ardiente, como un volcán a media erupción cuyos tóxicos gases amenazaban la integridad de su sistema respiratorio.

"Lyra ¿Donde estás?"

Había pequeños vestigios rayos solares de aquí para allá, flechas a diestra y siniestra, escuchaba explosiones que parecían igualar potencias de bombas atómicas y aún así seguía intacta esa poderosa criatura de dimensiones colosales que parecía ser arrastrado por todos los monstruos que en algún momento había visto en toda su vida, incluso algunos que ni siquiera reconocía, siendo cada uno más aterrador que el anterior, sus manos parecían ciudades, tan inmenso que el Empire State fácilmente podría servirle como un bate de béisbol.

"¡Lyra! ¿Me escuchas? ¿Qué es lo que ves?"

   Notaba manchas en movimiento a su alrededor, pero para ella solo existía el monstruo más descomunal que en su vida vería.

   Tenía miedo, sabía que sentía un miedo tan magistral, tan paralizante que unas pequeñas lágrimas de impotencia comenzaron a resbalar entre sus mejillas, confundiéndose entre toda la suciedad, el sudor y la sangre que ya ni siquiera sabía si era suya o de alguien más, solo sabía que ahora esa gran herida en su pómulo ardía como el maldito Tártaro. Lyra ni siquiera entendía que mierda hacia allí, tenía la sensación de que debería estar en cualquier lugar menos allí y por un momento tuvo el irremediable deseo de huir pues sabía que esa batalla no era suya.

   Pero simplemente no se iba...por alguna razón no se iba.

   Intentó correr lo más lejos posible pero en vez de eso, sus manos se afianzaron aún más en la lanza que parecía ser su único cable a tierra que mantenía su cordura. Quiso llorar aún más fuerte pero sabía que aquel no era el momento, y en lugar de más lágrimas profirió un poderoso grito de batalla que sintió en lo más profundo de su ser pero que no hizo mella en la criatura que se alzaba imponente frente a ella.

   Es más, ni siquiera logró escucharla. No la conocía, ni siquiera tenía noción de su mera existencia.

   Lyra deseó poder dejar caer todo su peso en el suelo y dejarse morir a los pies de eso, pero a pesar de no tener tanta fe en que funcionaría como debería, ella sabía que tenía una misión, tenía personas por las que luchar y su...su sacrificio...tenía que valer la pena, así que tomó todas las fuerzas que aún quedaban en su cuerpo e hizo lo que sabía que tenía que hacer.

   Sus labios se movieron de manera instintiva al recitar aquel conjuro que ya sabía de memoria, si alguien la hubiera visto en ese momento, verían como sus ojos se encendieron de una manera que nunca había experimentado.

   Las manos seguían tomando con firmeza su lanza.

   Ahora la determinacion pintaba su semblante en el momento en que miró hasta donde el rostro humanoide del monstruo se perdía en las infinidades del cosmos.

   Y sonrió. Sonrió al ver el rostro de porcelana con un cabello como las llamas ardientes...Unos ojos oceánicos con una sonrisa burlona...Cabellos oscuros, ojos verdes...otros eléctricos, y muchos otros rostros que sentía que eran o habían sido importantes para ella pero no podía atrapar sus nombres entre toda aquella parafernalia de emociones.

𝐒𝐓𝐀𝐑𝐃𝐔𝐒𝐓 ⇀ heroes of olympus [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora