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AURA ANORMAL

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        AL MOMENTO DEL NACIMIENTO de una divinidad, a las arrugadas manos de las Moiras se les es entregado el hilo correspondiente a la nueva vida, Cloto, Laquesis y Átropos eran las encargadas de dar aviso sobre cuales serán sus dominios y cualidades, escudriñando en el futuro de cada uno de los diferentes dioses, algunos siendo más poderosos que otros dependiendo de la voluntad que cada uno tuviese.

   Entre los dioses del Olimpo y el Inframundo se llevaban la mayor parte de las fuerzas de la naturaleza, el ciclo de la vida y la muerte, dejando a los dioses menores repartirse lo que sobrara.

   Incluso así, a veces resulta incluso más interesante el aventurarse entre las habilidades de los dioses menores y lo que aquellos podían hacer, teniendo el claro ejemplo de los gemelos Hipnos y Tánatos, ambos trabajando juntos pero por separado al mismo tiempo, los dos siendo caras completamente distintas de una misma moneda, uno era el dulce abrazo indoloro de la inconsciencia absoluta y eterna, y el otro representaba el reconfortante descanso que a pesar de todo, tiene su fin.

   Una delgada línea que separaba la vida y la muerte.

   El comienzo de una jornada o el fin de la vida terrenal.

   Sea como sea, ambos tenían un estrecho contacto con el alma, la cual era la forma más pura e inocente del inconsciente de aquellos seres que se hundieran de manera inocente en su influjo.

   Hipnos sentía un pequeño placer culposo al observar los sueños mestizos de sus hijos o de aquellos semidioses destacados que llamaran su atención, como era el caso de la griega Lyra Blair, la cual desde hacía casi tres días estaba cayendo en una horrible pesadilla, una tan oscura y siniestra que ni él, que era el dios del mundo onírico, podía ayudarla a salir de allí, el ser que estaba provocándole aquellas visiones a Lyra era alguien muy poderoso del cual hacía muchísimo tiempo no se tenía una clase de indicio, el dios del sueño ni siquiera existía aún la última vez que algo así sucedió...

   Los tiempos estaban cambiando y hasta los dioses sentían miedo de la incertidumbre que la tierra estaba infundiendo en ello.

   Hipnos veía como el cuerpo de la jovencita se removía incómodo como si aquello ayudara un poco a que la nube de niebla que la cubría se apartara de su cuerpo, pero no ayudaba el hecho de que tantas personas al rededor de ella tuvieran intenciones amenazantes o estuvieran asustados, era bien sabido que los hijos de Trivia/Hécate eran muy perceptivos con su alrededor y en muchas ocasiones terminaban por absorber las emociones de su entorno, y si no aprendían a controlarlo, podía ser catastrófico.

   Hacía dos días, en la madrugada del martes, todos los semidioses del Campamento Júpiter que se encontraban de guardia habían entrado en estado de alerta debido a una onda expansiva que vino desde la entrada del Campamento, la potencia de la onda fue tal, que algunos (los más cercanos) tuvieron que dar un par de pasos hacia atrás para evitar caer de lleno al suelo. Con aplomo y rapidez, parte de la Tercera y Quinta Cohorte que estaba de guardia, se dirigieron hacia el lugar encontrándose con una mujer de cabello oscuro y brillantes ojos lila luchando con unas bestias.

   No...no era una mujer, era una chica, no podía pasar de los dieciséis por lo que resultaba sorprendente la manera en que ella empuñaba con seguridad apabullante una lanza que casi medía lo mismo que su cuerpo, era su única arma con la que luchaba encarecidamente con tres criaturas de casi metro ochenta cada una, los monstruos portaban un cuerpo de ave de rapiña, horrendo rostro de mujer estirado y arrugado, orejas de oso y afiladas garras listas para acabar con el cuello de la joven que tenían de objetivo, además de tener esos tétricos ojos amarillentos que parecían prometerle su fin.

𝐒𝐓𝐀𝐑𝐃𝐔𝐒𝐓 ⇀ heroes of olympus [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora