Resident Evil VIII (VILLAGE)

Capitulo 6: La casa de Luiza

Pueblo: Resident Evil VIII

Capítulo seis: La casa de Luiza

Con la ayuda de la joven que lo sorprendió, Ethan pudo ponerse de pie y tropezar en su camino por otro camino, alejándolo de la cabaña rota mientras los dos hombres armados vigilaban detrás. Un fuerte rugido animal estalló desde la dirección de la que venían menos de un minuto después, lo que provocó que el pequeño grupo se moviera más rápido al entrar en lo que parecía un pequeño campo de trigo. El hombre miró hacia arriba cuando una sombra bloqueó el sol de la mañana por un segundo, sorprendido al principio por la figura oscura que se cernía sobre su cabeza, pero luego se sintió tonto cuando se dio cuenta de que era solo un espantapájaros.

La mayor preocupación mientras continuaban subiendo una ligera pendiente era el creciente número de gruñidos y rugidos que venían de atrás, y dado que los tallos de las plantas moribundas del campo no proporcionaban mucha cobertura, Ethan solo podía esperar que estas personas tuvieran un buen lugar para esconder. Dios, el dolor en su mano era intenso, con sangre aún goteando sobre la nieve mientras se movían, y luego el campo terminó tan rápido como comenzó en la cima de una pequeña colina. Allí, rodeada por una pared de madera y ladrillos de aspecto robusto, había una casa, más grande que las cabañas por las que el hombre había pasado antes, y de tres pisos de altura. Las ventanas estaban tapiadas, al igual que una de las dos puertas, pero afortunadamente la otra se abrió cuando el hombre mayor llamó.

Debido a que todo estaba sellado y tapiado, el interior de la gran casa estaba muy oscuro, al menos en comparación con el exterior cubierto de nieve. Primero se cerró y cerró la puerta que rodeaba la propiedad, y luego la puerta se cerró y se echó el pestillo cuando el grupo entró, con los ojos de Ethan luchando por adaptarse a la poca luz que proporcionaba la linterna de adelante. Llevado junto con los demás al interior de la casa, el hombre comenzó a notar que este lugar era mucho mejor construido que las cabañas del pueblo; construcción de piedra y mortero en lugar de tablas de madera, junto con fotografías enmarcadas en las paredes del pasillo por el que lo ayudaban.

"Ahí, ¿ves?" Preguntó una voz masculina una vez que lo llevaron a una sala de estar donde se podían ver otras figuras. "Te dije que vi a un imbécil deambulando por el pueblo como un... como un imbécil , ¿no es así?"

"Silencio, Iulian." Ordenó la voz de otra mujer, tomando el otro brazo de Ethan y ayudándolo a sentarse en un gran sofá. "Está herido y necesita ayuda al igual que el resto de ustedes ... Elena, ve a buscar unos vendajes en la otra habitación. Anton, dame esa botella ... maldita sea, Anton, dije ahora ".

Hubo una oleada de terrible y punzante dolor que recorrió todo su cuerpo cuando la mujer vertió alcohol en su mano herida, pero al menos ahora los ojos de Ethan se estaban acostumbrando a la oscuridad. El hombre ahora podía ver media docena de personas reunidas alrededor de la habitación, posiblemente más, no estaba seguro, pero fue agradable cuando la joven de antes, su nombre era Elena, regresó con vendas para su mano. La otra mujer, de cabello más oscuro y que parecía mayor, tal vez a finales de los treinta o principios de los cuarenta, hizo la venda, y aunque todavía sentía mucho dolor, fue una maldita vista más manejable que antes una vez que terminó.

"¿Hablas en serio?" El hombre más corpulento al que le había quitado la botella, Anton, preguntó mientras miraba al suelo. "Mira esto ... mira la sangre que goteó en el suelo ... buen trabajo, Luiza, ese gran y estúpido corazón tuyo va a llevar a los monstruos directamente hacia nosotros, y tú ... hey, ¿quién es ese de todos modos?"

A estas alturas, los sobrevivientes comenzaban a notar que Ethan no era uno de sus vecinos, y esto hizo que Anton se agitara aún más, tomando un gran trago de su botella recuperada antes de sugerir que todo esto era culpa del forastero . Por supuesto, el forastero no tenía ni idea de cómo o por qué había malditos hombres lobo en toda esta aldea, pero eso no impidió que todos en la habitación comenzaran a ponerse más nerviosos por su presencia hasta el punto en que uno de los hombres, no estaba seguro de cuál, sugirió arrojar al forastero fuera de donde lo encontraron.