Resident Evil VIII (VILLAGE)

Capitulo 23: La dama del castillo

Pueblo: Resident Evil VIII

Capítulo veintitrés: La dama del castillo

Umber Eyes podía decir que Alcina Dimitrescu era poderosa con solo mirarla, pero tal vez subestimó cuán poderosa, sus brazos temblaban por el esfuerzo de mantener a la alta dama contenida mientras Ingrid corría hacia el patio. A pesar de que la forma en que la sostenía estaba diseñada para usar la presión y el apalancamiento para detener a alguien en lugar de la fuerza bruta, Alcina ya estaba comenzando a dominarlo, levantándose un poco más con cada intento, además de ser mucho más difícil de forzar. su espalda en el suelo.

Finalmente, la mujer alta ganó esta batalla, levantándose con suficiente fuerza para enviarlo a tropezar de regreso a la mesa, solo para tener que tirarse al suelo él mismo cuando esas largas garras golpearon su cabeza. Una vez detrás de ella, Umber Eyes le dio una patada a Alcina en la parte posterior de las rodillas, haciendo que la dama alta tuviera que evitar caerse atascándose en el borde de la mesa, dándole el tiempo que necesitaba para poder levantarse y saltar sobre su espalda. . Sujetando sus brazos a los costados, colocando sus piernas alrededor de su torso y bloqueando sus tobillos, el soldado la sujetó para dormir, tirando de la cabeza de Alcina hacia la derecha tanto como pudo, y luego girándola hacia la izquierda en un intento de romperle el cuello.

Debería haber funcionado, pero no lo hizo por alguna razón, y ahora la mujer alta lo estaba dominando de nuevo, dando un paso hacia atrás y golpeando a Ojos Umber contra la pared de piedra con tanta fuerza que lo dejó sin aliento. Un segundo golpe en la pared lo hizo perder su agarre, deslizándose hacia abajo desde la espalda de la mujer alta, pero sin poder moverse lo suficientemente rápido para evitar su siguiente movimiento cuando se dio la vuelta. En lugar de intentar cortarlo de nuevo, Alcina hizo un rápido empujón mientras extendía solo una garra, haciendo que el soldado gritara de dolor cuando esa garra se hundió profundamente en su hombro, y continuó hacia la pared de piedra hasta que su dedo tocó el suyo. piel.

"Ahí está mejor, ahora podemos conocernos". Dijo la mujer alta, agarrando su mandíbula con su mano grande y usando su pulgar para desenganchar su máscara. "Lady Alcina Dimitrescu a su servicio ... ¿y quién podría ser usted, mi hombrecito misterioso?"

"La gente ha estado ... llamándome ... Ojos Umber." Ojos Umber gimió cuando le quitó la máscara y la arrojó a un lado. "Pero oye ... dime algo ... acércate ... más cerca ... ¿qué viene después de uno?"

Alcina pareció confundida por su pregunta, pero luego se quedó sin aliento cuando él la golpeó en los ojos con su mano libre. Luego, la mujer alta gritó cuando el soldado torció todo su cuerpo hacia los lados, rompiendo su dedo índice y arrancando la garra que estaba clavada dentro de él para que pudiera alejarse de la pared. Ahora, extendiendo la mano hacia atrás y agarrando la parte de la garra que sobresalía, Ojos Umber sacó el arma natural de la pared de piedra y la lanzó hacia ella como si fuera una espada. Con un corte en la pierna, uno en el pecho y otro en la mejilla, el soldado hizo retroceder a Alcina un par de pasos, pero luego se recuperó como antes.

Había visto criaturas que se regeneraban, pero ni de lejos tan rápido, y ahora la mujer alta estaba atacando de nuevo con un juego completo de garras en cada mano, incluida la curada que él había roto. Umber Eyes desvió el primer par de cortes con la garra en su mano, pero se vio obligado a retroceder varios pasos cada vez, ya que sus ataques no solo eran mortales, sino que también había suficiente fuerza detrás de cada movimiento de los brazos de Alcina para tambalearlo. Finalmente, el arma natural fue arrancada de sus manos, justo en el momento en que lo enviaron tropezando hacia atrás a través de la puerta hacia la cocina, y luego el soldado gimió, cayendo cuando una de sus garras le desgarró el pecho mientras aún estaba apagado. equilibrio.