Ultimo capitulo de la historia :D Recuerdan que les dije que esta historia estaba compuesta por 14 capitulos y 1 extra. Bueno... mañana subo ese capitulo interesante que trata sobre, ¿Que paso en el bar? Muchos días antes de este ultimo capi. Espero que les haya gustado. ¡Un beso enorme a todos!
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"Hola diario nuevo. ¿Aún estas enfadado porque maté sanguinariamente a tu ancestro anterior, verdad? Tal vez es por eso que en esta primera página siento casi asfixiante y poca fluidez al escribirte. ¿Por qué no puedo regresar a la normalidad? Probablemente porque si me llegara a pasar algo como aquella pelea de hace cinco meses, tu serias el primero en mi lista para ser mi asesino.
Si, se que tu hermano casi me arranca la vida en segundos. Que las cosas llegaron a estar feas y llenas de angustia. ¿Qué? ¿Qué paso con Walter? Bueno, lo creas o no, aún seguimos siendo pareja.
¿Sabes? Ahora pienso mucho lo ilógica que es la mente humana; que un malentendido podría llevarme a la locura y seguramente... también a la muerte.
¿Qué paso ese día en donde Walter se alejo de mí, azotando la puerta?
¿Realmente lo quieres saber?
Si pudieras tener oídos, seguramente escucharías ahora un suspiro largo y poco agraciado. Fue algo horrible, doloroso y de cierta forma. Alguna forma de castigo.
La situación en la que yo misma me puse, fue estúpida, sin razón y como Walter lo había dicho después, inmaduro. ¿Podrías creerlo? ¡Me puse celosa de su hermana!
El día siguiente falté al trabajo. Ni siquiera llamé para avisar, simplemente me mantuve callada en mi habitación sin moverme…con mis lágrimas empapando mis rodillas, con el rostro acostado en mi regazo toda la tarde.
No comí, ni siquiera contesté los llamados de Ángel en la puerta ante la preocupación. Los golpes se hicieron intensos y largos. Mi amigo sabia que estaba dentro.
—¡Roselyn! Ábreme por favor
Recuerdo que gritó aquello varias veces, desesperado. Probablemente, creía que estaba muerta o que estaba a punto de suicidarme… así como la vez pasada.
Durante toda esa tarde, muchas ideas de la muerte perfecta llegaron a mí.
El “saltar de un puente” pasó por mi mente, pero lo descarté ante lo usual y poco imaginativo. “¿Tomar un cuchillo y apuñalarme?” Hubiera sido perfecto si no fuera porque no podía moverme, parecía que mis piernas se habían entumecido. No parecía querer moverme o tal vez mi cerebro se rehusaba a hacerlo. Quizás porque presentía su muerte acercarse. Entonces, si me permanecería paralizada ahí para siempre, que me quedaba por hacer. “¿Llevar mis venas a mis dientes? ¿Morderme hasta desangrarme?”
Recuerdo que esa idea me fascinó.
Una lagrimilla recorrió mi mejilla aún con el sonido del puño de Ángel sobre la puerta.
¿Mencioné que cuando mi muñeca se deslizo con pesar hacia mi boca y presioné con fuerza para enterrar mis dientes, el dolor hizo que parara? ¿Imposible, verdad diario? ¿Paré por pesar? Parecí afligirme, creo yo. Ya no era tan fuerte. Ahora que lo pienso, la felicidad que obtuve con Walter en esa poca semana, me hizo debilitarme. ¿Seria eso entonces, dolor humano? Esos de los que las personas normales sienten.
Yo nunca creía en aquellos rumores acerca del amor. Esos que dicen que nunca es puro y verdadero si no se llora y se sufre en el proceso.
Ahora lo acepto y mucho. ¿Sabes? Cuando dejé de intentar asesinarme y cuando decidí ir a despedirme, ya había pasado la noche. Ángel se había quedado dormido fuera del departamento. La contestadota tenía varios mensajes suyos. Los escuché atenta y con varias lágrimas sobre mi rostro.
¿Qué tonto o no? ¿Por qué se preocupaba por alguien como yo? Algún día, si seguía con este problema, terminaría matándome a mi misma. Suspiré, daría entonces lo mejor de mi para simplemente, justificar mis acciones por primera vez a alguien.
Mi uniforme era un asco, pero de todas maneras me lo puse. ¿Quieres saber como estaba mi cabello? Peor que el de Tobías cuando terminaba de rodar sobre césped. Podrías llamarme loca ahora, pero tras dos días después de la pelea, me encontraba en el auto de Ángel a las cinco de la mañana, con dirección hacia su hogar. A la de mi querido y amado Walter.
¿Cómo y cuándo desperté a mi mejor amigo? A las tres decidí hacerlo. Despertarle me tomó segundos... pero cuando lo hicé, me abrazó y preguntó si me había lastimado. Le mostré las mordidas que ahora en la actualidad, se han quedado impregnadas como una prueba de que me superé a mi misma. Le expliqué la situación a Ángel y este accedió casi de inmediato a llevarme en su coche; felicitándome por la actitud positiva, esa que nunca había tenido para con nadie.
Recuerdo que cuando llegué a esa imponente mansión, las luces estaban apagadas y todo pareció estar en pausa. Mi amigo me esperó en el coche y cuando comencé a caminar, mis piernas flaqueaban. Tardé alrededor de media hora en tocar a la puerta. Me quedé ahí mucho tiempo, esperando a que alguien me recibiera y hasta toque varias veces con más fuerza. Pasaron veinte minutos y agaché la cabeza dándome por vencida. Ahora si, si asesinarme no me quitaba ese dolor en el pecho, ya nada lo haría.
Pero cuando me daba por vencida y regresaba al coche, humedecida en lágrimas, un juego de llaves se oyó tras de mi. Me giré sorprendida. Walter estaba ahí, mirándome de la misma manera que yo a él.
¿Qué Diario? ¿Quiéres saber que paso?
Ángel simplemente siguió su camino al observar aquella escena. Recuerdo que lo maldije varias veces en mi mente, pero también le agradecí después.
Hubo muchos gritos y lágrimas. Él al saber de mi enfermedad…esa de la depresión, ilusiones y de estrangulamientos a mi persona, simplemente se quedó sin habla.
¿Qué si me miró con lastima? No, no lo hizo. Se enojó y mucho. Me tomó las muñecas con odio y preguntó por todas esas marcas en mi cuerpo. La hora, la fecha, el día que me había hecho cada una de ellas. Y claro, la razón del por qué.
Terminé entrando en su casa, contándole de mis padres. Las sensaciones y desahogándome de todo lo malo que ni siquiera a ti te contaré. Su hermana, ahora mi mejor amiga, acabó escuchando la conversación y bajó con una sonrisa a un lado de mi, apoyándome en esos momentos duros y evitando que su hermano tuviera en su rostro, ese gesto que simplemente no le quedaba.
Scarlet se disculpó conmigo también. Me dijo en ese rato que sabía de nuestra relación y que había querido regresarme los celos que le había provocado para que pelearamos y dejase a su familia en paz. A Walter le sorprendió aquello y terminamos desayunando todos juntos en aquella mesa en donde hacía varios meses, él y yo nos conocimos por primera vez, el día que me salvó también de mi misma."
—Roselyn —gritaron desde la puerta—. ¡Ya llegamos!
Cerré el librito con una sonrisa.
—Voy, voy —Sonreí antes de tocar la manija de mi puerta y viendo a mis dos mejores amigas—. ¡Mich, Scarlet! Al fin llegaron.
—¡Nos pasamos a ver vestidos de boda! —soltó mi cuñada.
—¿Qué? ¿Comenzaron a ver vestidos sin mí, la futura novia?
—Scarlet estaba ansiosa y no aguantaba —sonrío Michelle cómplice.
Bufé molesta.
—Bueno... ya vámonos. A las cuatro en punto tengo que recoger las invitaciones.
—¿Me darás? —suplicó Scarlet.
—¿¡Pero que dices!? Eres la hermana del novio.
"¿Diario, quieres saber algo? Hoy me di cuenta, que aún hay cosas bonitas en el mundo que ya me salvaron de mi misma. Que aunque mi enfermedad este presente toda mi vida, con Walter y con todas amistades a mi lado puedo seguir adelante. Que la vida no es solo suicidio y que la muerte no es mi única opción."
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La vida no es solo suicidio
Teen FictionRoselyn Marfán perdió a sus padres en un terrible accidente vial a sus veintiun años de edad. Madurar le fue imposible, así que tras tres años de la tragedia, ella aún no puede superar la pérdida y sigue sin poder continuar con una vida normal. Vivi...