Seonghwa observó al pequeño chico caminar a paso rápido y luego contempló cómo entraba en ese establecimiento de helados en el que trabajaba.
"Maldito chico espectacular."
Miró la hora: 1:30. Tenía tiempo para volver a su casa y prepararse para su salida con su hermana. Si no llegaba bien arreglado, lo más probable era que lo regañara.
Salió del centro comercial rogando no encontrar mucho tráfico. Una vez llegó a su departamento, buscó en su armario hasta encontrar ropa adecuada.
"¿Será que le cuento sobre Hongjoong?"
Seonghwa tenía esa interrogante en su cabeza desde que se enteró de que su hermana volvería después de tanto tiempo. No es que nunca hubieran hablado desde que se fue; se mensajeaban de vez en cuando para estar al tanto del otro. Sin embargo, Seonghwa creía que ahora que podrían mantener una conversación cara a cara, sería más apropiado contarle sobre su nuevo interés amoroso.
Igual no era como si ella no se fuera a enterar; incluso si él no se lo decía, Jihyo conocía bien a su hermanito.
Seonghwa salió de su departamento ya listo, con una pequeña bolsa de regalo en su mano y una sonrisa deslumbrante. Subió a su auto y nuevamente condujo hacia aquel centro comercial que últimamente se había convertido en su sitio de citas.
Una vez llegó, subió por las escaleras hacia la zona de puestos de comida. De inmediato notó una larga cabellera rosada y trenzada.
—¡Noona!
Jihyo volteó hacia él de inmediato y, una vez lo detectó en medio de tanta gente, empezó a trotar hacia él con una gran sonrisa.
—¡Seonggie! —exclamó mientras lo aprisionaba entre sus brazos—. ¡Mírate! Estás igual de feo que siempre.
—No llevamos ni un minuto y ya me estás insultando —dijo Seonghwa con falsa molestia.
—Igual yo sé que me amas. —Jihyo finalmente lo soltó y luego volteó hacia la bolsa de regalos—. ¿Es para mí?
—No, es para Daniel.
Su hermana rodó los ojos ante la mención de su ex pareja.
—Amaneciste graciosito hoy, por lo que veo.
Seonghwa soltó una carcajada y luego tomó suavemente del brazo a su hermana.
—Vamos, tengo un espacio reservado especialmente para mi noona preferida.
—Solo tienes una noona, tonto.
—Lo sé, por eso eres mi favorita. No tengo otra opción.
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