Capítulo 9: Momentos

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-Flashback-
- No deberías de confiar tanto en ese hombre y en su hijo mayor, ocultan cosas y no es para menos, algo turbio se viene...-
- Fin Flashback-

-¿Qué habrá querido decir?..- Anissa murmuraba y recordaba lo mismo una y otra vez. -Itachi jamás me ocultaria nada... ¿o sí?- entre más pensaba las cosas, la duda se volvía más y más grande.

La pelinegra hacía un rato que había dejado el campo de entrenamiento dónde se había encontrado con aquél hombre, caminaba y caminaba por la aldea sin aparente rumbo, estaba tan sumida en esa conversación con ella misma que ni siquiera notó que ya había llegado a su destino.

Suspiro resignada, no tenía porque hacer caso de las palabras de un extraño, se despavilo un poco y se dispuso a tocar la puerta. -Espero que este en casa y no haya comido aún..- murmuro esperando respuesta.

A los segundos un pequeño rubio tras la puerta la recibió. -Ani.. Anissa-san..- dijo el niño con sorpresa.

-¡Hola Naruto-kun!, ¿Cómo estás?- saludó con efusividad al pequeño.

-Vol.. ¡volviste!- dijo con emoción. -Pasa..- se hizo a un lado para que la chica pasara, está entró y observo el lugar, algo pequeño y desordenado.

-No pensé verte tan pronto de nuevo- rio rascando su nuca cuando cerro la puerta.

-¿Porqué no volvería?- la chica dejó de observar el lugar con curiosidad y dirigió de nuevo su vista a el.

-No.. no lose yo... yo no estoy acostumbrado a que me visiten seguido o tener muchos amigos..- jugaba con sus dedos mientras tenía su mirada fija en el piso.

-Acostumbrate a tenerme seguido por aquí Naruto-kun, suelo ser un poco molesta- rio con gracia. -y dime, ¿ya comiste?.

-Yo... estaba por comer un ramen instantáneo... ¿Quieres?- caminó rápido a su cocina sacando unos envases de ramen.

-Tengo una mejor idea...- se acercó a él con sus manos tras de ella y con una amplia sonrisa.

-¿Cuál?- la observó curioso, dejando de mover los envases.

-Que tal si vamos a comer ramen a algún puesto en la aldea... ¿te agrada la idea?, yo invito- hizo sonar un pequeño monedero.

Al rubio se le formó una enorme sonrisa y asintio. -¡Conozco un lugar donde hacen el mejor ramen de todo Konoha!- con emoción aventó los envases de ramen.

-Entonces no perdamos más el tiempo, vámonos que muero de hambre- la chica de ojos negros con una sonrisa se dirigió a la puerta junto al pequeño Uzumaki.

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~En un lugar oscuro y con olor a húmedad, se encontraba Saori sentada y esposada de manos y pies a una especie de silla hospitalaria.

-No... no por favor... ya no más....- suplicó con la cabeza cabizbaja y su frente llena de sudor frío. Al parecer tenía conectados sobre su cabeza y todo su cuerpo electrodos.

El hombre frente a ella con bata médica hizo oídos sordos a su súplica, continúo revisando los monitores que marcaban como iba su estado de salud y anotando sus observaciones, sonrió de lado al comprobar que todo estaba perfecto.

-Creo que es hora de pasar a la siguiente fase de tu transformación pequeña...- susurro, provocando que la niña de cinco años se tensara y cada vello de su cuerpo se herizara al pensar lo que le harían.

-No......- lágrimas caían sobre sus mejillas, intentó moverse pero fue inútil puesto que tenía casi nada de energía. -dejeme ir.... quiero ir a mi casa...- comenzó a llorar llena de pánico.

El hilo rojo (Itachi Uchiha)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora