El hilo rojo (Itachi Uchiha)

Capítulo 12: Verdades

-¡¿Saori que haces aquí?!, sabes que no puedes entrar a este lugar- Kabuto el asistente y fiel aprendiz de Orochimaru se sobresaltó al ver cómo la pelimorada entraba con brusquedad al laboratorio.

-¿Dónde está?- preguntó con agresividad caminando a través de los pasillos del lugar en busca de su sensei.

-¿Quién?, ¿De qué hablas Saori?- confundido caminaba tras la chica para evitar que viera más de la cuenta.

-¡Dime dónde diablos está Orochimaru!- paró de golpe y se giró para tomarlo con fuerza de la camisa.

-El... no está aquí, salió está tarde y aún no regresa- intento soltarse del agarre, pero este era muy fuerte.

-Si me estás mintiendo te juro que te vas a arrepentir...- le amenazó soltándolo de golpe.

-¡Crees que por ser una rata de laboratorio soy un inútil!- le gritó, al ver cómo le daba la espalda para irse del lugar. -no te equivoques Saori, no me intimidan en lo más mínimo tus habilidades mediocres- se burló.

La Shimura que estaba en su límite de tolerancia se detuvo y sacó de su espalda la katana que hace unos minutos atrás había conseguido y regreso hacia él hecha una furia. -¡No te metas conmigo!- le atacó sin piedad.

El peligris en ese momento sacó un kunai que tenía en su porta armas para detener el ataque, pero se sorprendió al ver cómo este fue literalmente cortado a la mitad por el filo de la espada. -La Kusanagi...- reconoció al instante el arma y retrocedió para evitar ser herido. -¡¿Qué haces tú con ella?!- le cuestiono confundido.

Por otra parte, la chica estaba igual de sorprendida que él, nunca en su vida había utilizado un arma capaz de cortar objetos de esa manera. -yo...- intentaba buscar una respuesta coherente pero no existía. La espada literal había sido expulsada del interior de una serpiente y está a su vez había salido de su brazo. No había nada lógico en eso.

-Yo se la di Kabuto- la tranquila voz de Orochimaru tomó por sorpresa a ambos jóvenes. -tardaste un poco más de lo esperado en regresar, pero ahora, veo el por qué- suspiro dirigiéndose ahora a la chica y dando la media vuelta.

-Orochimaru-sama...- la joven se tensó al verlo actuar con aquella paciencia.

-Sigueme Saori, tenemos mucho de que platicar...- le miro sobre su hombro y comenzó a caminar a paso lento.

La pelimorada solo asintió y comenzó a seguirlo.

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-¡Quiero que me diga cómo carajos llegó esto a mis manos!- le gritó mientras aventaba el artefacto al escritorio.

-La Kusanagi es mi espada personal, un arma con habilidades únicas... capaz de cortar cualquier cosa, incluido el chakra- le miro con serenidad.

-¿Y si es suya, que diablos hago yo con ella?- le miro buscando respuestas, no lograba del todo entender la relación que existía entre su sensei y ella. El mayor solo suspiro y le ofreció asiento.

-¿Ella se mostró ante ti no es así?- sonrió cínicamente. -es la única manera de acceder a la kusanagi- cuestionó.

-¿Ella?- cuestiono un poco confundida, no entendía del todo a quien se refería.

-Oh vamos- sonrió ladino y le miró fijamente. -hablo de la serpiente blanca...-

La chica enmudecido al recordarlo.

-Así que mi plan de verdad funcionó...- afirmó con una sonrisa triunfante. -nunca creí que pudieras llegar a tener tal afinidad con las serpientes- le miro satisfecho.