El hilo rojo (Itachi Uchiha)

Capítulo 4: Celos

-Tu subordinado dijo que querías verme... ¿Qué necesitas padre?...- Saori entró a una oficina en penumbras y quedó de pie frente al hombre detrás de un enorme escritorio.

-Imagino que tienes información de valor para mi- el hombre poso su vista en la niña, apoyando su espalda en el respaldo de la silla.

-Al parecer Anissa esta siendo vigilada por su hermano mediante invocaciones... cuervos para ser exactos- miro fijamente al hombre con semblante inexpresivo.

-Imagino que no fue gran problema para ti deshacerte de el, aunque tengo entendido que los cuervos son excelentes rastreadores y mensajeros- puso ambas manos apoyadas en el escritorio y apoyó su barbilla en ellas.

-Fue sencillo hacer indetectable el rastro de Anissa... eso me dió tiempo suficiente para saber algunas cosas, aunque no entiendo porque el interés en ella- frunció el ceño confundida.

-La Uchiha esa no es una persona ordinaria, los rumores sobre sus habilidades cada vez son más frecuentes, lo que confirma que son ciertos... alguien como ella debe de estar bajo mi control y entre más pronto mejor...- regresó su vista a los papeles sobre el escritorio comenzando a firmar algunos.

-No menciono nada sobre su habilidad, pero si el hecho de no llevar una buena relación con su equipo, tampoco menciono el interés a ingresar a alguna división en específico y lo que si es seguro, es que sigue manteniendo una estrecha relación de amistad con Uchiha Itachi-

El hombre dejo de hacer lo que estaba haciendo y sonrió con malicia. -Perfecto... eso solo me da más puntos a favor y la convierte en la candidata perfecta para ingresar de inmediato a Raíz...- frotó su barbilla. -incluso en una de esas, me puedo hacer también de Itachi el cual tampoco sería un mal elemento- se acomo mejor en su silla, solo necesitaba hablar con Hiruzen para obtener su aprobación, la cual no creía que fuera un problema.

-¿Entonces, ya no será necesario que la investigue?- cuestionó fríamente.

-Mantente cercana, ¿te considera su amiga no?, aprovechemos eso a nuestro favor- sonrió cínicamente.

La pelimorada bajo el rostro con impotencia, no quería utilizar de esa forma a la chica ya que ella también la consideraba una amiga. -como ordenes padre...- apretó sus puños.

-Si quieres pertenecer a Raíz y algún día ser mi sucesora te sugiero que te empieces a dirigir a mi como Danzo-sama, tal y como lo hacen todos aquí...- se mostró autoritario. -Hablaré con Hiruzen creo que ya es hora de que des el siguiente paso... Shimura Saori, creo que serás la próxima graduada antes de tiempo en la academia- felicito a su primogénita tomando a está por sorpresa.

-Gracias Danzo-sama, me toma por sorpresa su decisión- hizo una reverencia en agradecimiento ante el mayor.

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Tiempo después:

El roce constante de un tantō y una katana se hacía presente en un campo de entrenamiento a las afueras de Konoha. Todos los ataques y contra ataques que daba la pelinegra eran bloqueados uno tras otro, por más rápida que fuera no lograba quitarle el arma al azabache de cabellos alborotados.

-Que rápida, ya podría decir que casi como yo- bloqueó el ataque e intentó alejarse de la chica, pero está no lo dejaba retroceder, su respiración comenzaba a agitarse pero aún asi no iba a doblegarse.

Las armas seguían chocando entre si sin piedad, en un movimiento rápido Shisui salto e hizo un sello de manos.

-Katon: Gōkakyū no Jutsu- una gran bola de fuego fue expulsada de su boca.