Familia Jeon - JK

Memories

—Uyeon, deja de mirar el diploma—dijo Sunni con una copa de ponche en su mano.

—¡Es que soy una persona graduada!—dije dando unos saltitos en la silla.

—Eres adorable—dijo Seonul dándome dos golpecitos en la cabeza.

—¿Y el famoso dónde está?—preguntó Daesung buscando en aquella fiesta de adolescentes recién graduados bailando y bebiendo.

—Una llamada, estará fuera—dije colocándome el vestido rojo que mi tía me compró con toda su ilusión.

—¿Tus padres no estaban fuera también?

Abrí los ojos al percatarme de eso. Me levanté al instante y me dirigí hacia la salida. Jungkook quería hablar con mis padres de algo que desconocía y al parecer había aprovechado el momento, ya decía yo que llevaba demasiado tiempo fuera.

Abrí la puerta maldiciendo al sentir una brisa en las piernas. Busqué con la mirada encontrándome a Jungkook y mis padres dándose la mano con una sonrisa. Me acerqué curiosa, pero cuando estaba a menos de un par de metros mis padres se alejaron de allí, ¿No pensaban despedirse de mí o cómo iba eso?

—¿De qué hablabais?

Jungkook acarició mi cabeza y besó mi frente.

—¿Sabes que te amo?

—¿Qué pasa?—pregunté levantando una de mis cejas.

Él tragó en seco y se rascó la nuca cómo hacía cuando estaba nervioso. En aquel patio había varias familias hablando además de reporteros que buscaban al famoso Jeon, si no era rápido nos iban a encontrar en plena conversación.

—Viste en mí lo que nadie consiguió ver, me mostraste que también tenía derecho a tener gente cercana...sé que es pronto pero no quiero alejarme de ti. ¿Te casarías en un futuro conmigo?

Un pequeño anillo plateado se situaba en el centro de la caja. Tenía un diseño de planta con hojas precioso.

—Eres un idiota—le abracé sonriente.

Era una absurda pregunta si teníamos en cuenta el plan de adoptar a Three, Juli y James.

—Claro que quiero, ¿Eso le preguntabas a mis padres?

—También pedí que te mudaras conmigo...

—Ya vivo en la casa de mi tía prácticamente.

Su cara era seria. Me puso el anillo en el dedo y posó sus ojos en mí.

—Compré un piso no muy lejos de la casa de tu tía, sé que amas visitarla.

—¿Un piso?

—Sí, enorme, para que los tres pequeños jueguen y hagan el estúpido mientras tú y yo peleamos, ¿No te parece una idea fantástica?

Me largué a llorar, me había acuclillado frente a él y me había puesto a sollozar como una niña de cinco años cuando le decían que había que volver a casa.

—No llores, sabías que te lo iba a pedir.

—Pero igualmente—dije secando las lágrimas que caían por mis mejillas.

Al minuto se comenzaron a escuchar gritos y pasos en nuestra dirección, la prensa.

—¡Señor Jeon!

—¿Ahora que se ha graduado piensa seguir estudiando o hacerse caso de las empresas?

—¿Es cierto que tiene hijos?

—¿Dejará de modelar?

—¿Tiene pensado volver a implementar a su padre?

—¿Qué ocurrió con la chica pelirosa?