Capítulo 8: Cuando te vea otra vez

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Narnia, reino de Telmar.



Gálatas no tuvo más opción que llamar a Liliandil para que afirmara o desmintiera todo el asunto, pues hay quienes dicen que las estrellas pueden mirar todo en el firmamento, aunque no sabía si eso aplicaba en "otros firmamentos"; pero es que lo que tenía frente a ella era inaudito: Edmund... Edmund Pevensie... uno de sus grandes amigos finalmente había encontrado el camino de vuelta a Narnia.

En cuanto lo tuvo frente a ella, ahora siendo un joven mayor de edad, alto e igual de apuesto que antes no dudo en abrazarlo. Habían pasado años sin verse, por lo que Edmund correspondió al abrazo.

- No puedo creer que en verdad seas tú – dijo Gálatas soltándose del abrazo.

- Yo podría decir lo mismo – dijo Edmund detallándola mejor.

Era ella, Gálatas: el mismo cabello, la misma actitud cándida, los mismos ojos hermosos, pero físicamente estaba tan cambiada. Ahora definitivamente era mayor que Peter por al menos unos quince años, pero su belleza seguía ahí, su corazón seguía ahí, y por un momento se preguntó: ¿a su hermano le molestaría salir con una mujer mayor que él?

- ¿Entonces tú eres... el Justo? Edmund el Justo – dijo Una aun sin poder creerlo.

- Así es – dijo Edmund con una mirada aun severa, no se le olvidaba lo que pasó no hace mucho en la cocina.

- Finalmente de vuelta en su segundo hogar – dijo Gálatas.

- Como le decía a la señorita, si es que se le puede llamar así – dijo Edmund apuntando hacia Una, la cual solo cruzo los brazos – necesito hablar con Caspian, para eso vine.

- ¿Caspian está bien? – pregunto Gálatas.

- No lo sé y no lo creo. En mi hogar apareció una visión de Caspian atado a un árbol, muy débil – dijo Edmund.

- Los Calormenos lo tienen – dijo Liliandil inmediatamente.

- Lo sabía – dijo Gálatas y se dispuso a ir a las barracas donde están los soldados a la espera de nuevas órdenes.

- ¡Gal, espera! – llamo Edmund, la reina se detuvo en seco y volteo hacia él - ¿no has visto a Peter o a Lucy por aquí?

Justo en ese momento, Gal recordó que había visto a su sobrino pasar con una jovencita bastante parecida a la pequeña Pevensie.

- Lilian, ¿Dónde están los aposentos de tu hijo? – pregunto Gálatas a la otra reina.


.


Aun no lograba dilucidar como era que habían logrado llegar a su habitación sin ser vistos por nadie, (o al menos eso era lo que Rilian creía), por un momento pensó que debía felicitarse por tan buen trabajo.

- Eres el hijo de Caspian – dijo la voz de Lucy a sus espaldas, el muchacho volteo de inmediato hacia ella.

- Sí, del "rey" Caspian – dijo el joven recalcando la palabra "rey".

- Casi no puedo creerlo – dijo Lucy acercándose a Rilian – aunque claro, casi no te pareces a él.

- ¿Disculpa? – a Rilian le pareció de lo más extraño que esta desconocida joven, con ropas extrañas y CORTAS, le hablara tan familiarmente, como si se tratara de dos viejos amigos que se encuentran.

NARNIA: un cuento de hadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora