Capítulo 9: el camino a Archenland

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Narnia, reino de Telmar.


Luego del emotivo reencuentro, los esposos fueron a su castillo a decirle a su hijo que su padre estaba de vuelta sano y salvo, además de platicarles a todos lo que había pasado con los Calormenos. Sin embargo, es Acacia con quien más deseaba hablar, pues debía decirle que enviudo. Pero al parecer no podrá hacerlo este día, ya que se llevó a Peter al jardín real, dentro del castillo.

- ¿Estás seguro de que no quieres hablar con tus hermanos primero? – preguntó Gálatas.

- Con saber que ellos estuvieron aquí todo el tiempo estoy bien – dijo Peter - ¿Cómo-cómo has estado?

- No muy... nada bien – respondió Gálatas.

- ¿Tu familia? – preguntó Peter.

- Sí. Fueron secuestrados por los Calormenos – dijo Gal.

- Caspian me hablo de ellos, dijo que fueron ellos quienes lo ataron a un árbol – dijo Peter mientras ambos caminaban por el pequeño bosque.

- Ese debió ser su castigo por intentar rescatar a mi familia de ellos – dijo Gálatas deteniendo la marcha.

- ¿Están secuestrados en el castillo?

- Sí, por eso reunimos a las tropas, iremos a Calormen para liberarlos.

- Bien... Lucy, Edmund y yo iremos con ustedes – declaró Peter.

- Peter, no tienes que hacerlo.

- Pero quiero hacerlo.

- Pero no tienes que hacerlo – insistió Gálatas – debido a nuestro pasado...

- El pasado es pasado, ¿no? – dijo Peter con algo de decepción en su voz. Gálatas bajó la cabeza – yo volví a mi mundo y tú... te casaste con Primus.

- Creí que jamás volverías – dijo la pelirroja como argumento.

- Fue lo que dijo Aslan – dijo Peter – y aun así aquí estamos.

- Aquí estamos – dijo Gálatas.

Se quedaron viéndose por un momento que pareció ser eterno, como si buscaran en sus cabezas que decir a continuación.

- ¿Cómo es tu hija? – preguntó Peter.

- Es maravillosa – respondió Gálatas con una sonrisa triste – físicamente se parece a mí. Tiene mi cabello, mi carácter y curiosidad por las cosas.

- Y tus modales, espero – comento Peter.

- Sí, eso también – dijo Gal una vez más con una sonrisa triste y bajando la mirada – también tiene los ojos de su padre, y su temperamento.

- Si se parece a ti debe ser hermosa – fue lo único que dijo Peter.

- Lo es.

Al Gálatas decir esto, se escucharon unas pisadas de más allá y una linda voz llamando el nombre de Peter. Los dos voltearon y vieron a Lucy corriendo hacia ellos para terminar lanzándose a los brazos de su hermano, detrás de ella venía Edmund.

- ¡Estás aquí! – dijo Lucy emocionada abrazando a su hermano.

- No supimos nada de ti por horas... ¿Qué anduvieron haciendo tú y Caspian? – preguntó Edmund cruzándose de brazos y achinando los ojos.

NARNIA: un cuento de hadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora