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Hyungwon esperaba a Wonho en la puerta de su casa con una sonrisa mientras sus brazos estaban cruzados en su pecho. Un cosquilleo por todo su cuerpo lo obligó a sonreír. Bajo del auto y camino hasta quedar frente a él. Hyungwon reviso por todas las avenidas, luego dentro de su casa y después se inclino a dejar un beso.

—Ya no me puedo arriesgar, quizás esta vez sea mi abuelo el que llega sin avisar. —Wonho resoplo y asintió. —Entremos.

El más alto tomo su mano y lo jalo para poder cerrar el portón grande y verde. Cuando entraron a la casa, la mamá de Hyungwon estaba sentada en la sala con un libro en su mano, y su papá estaba en la cocina. Los nervios comenzaron a jugar mal para Wonho. Sus manos comenzaron a sudar, sus piernas a cosquillar, y su corazón a latir con más velocidad.

—AY, Wonho, hola. —La mujer se puso de pie y se acerco para rodearlo, darle unas palmaditas en la espalda y separarse. El cuerpo entero del hombre dio la vuelta, cruzando miradas con el rubio. —Jeonghe, Wonho está aquí. —Esas palabras lo hicieron erizarse, pero el pulgar de Hyungwon acaricio lo que pudo de su mano, intentando tranquilizarlo.

—Señor... Lee, si no me equivoco. —Wonho negó con rapidez. — Así que tú hiciste feliz a mi hijo... y triste también. — Wonho giró su vista hasta Hyungwon quien portaba una sonrisita mientras negaba y miraba al piso. Unos segundos después, el hombre soltó una risa. — Se puso nervioso. Pasa, te esperábamos para cenar, bueno, nosotros comimos algo tarde, pero nos encantaría cenar contigo.

Y así fue. La comida estaba deliciosa.
Hubo muchísimas risas e historias sobre Hyungwon. La que no pudo faltar era cuando quería que compraran un brazo nuevo para él. Ya no sabía si sus papás querían avergonzarlo o sólo les encantaba esa historia. Pero luego descubrió que era la primera, pues vinieron aún más historias.
Wonho descubrió que Hyungwon era muy rebelde cuando iba a casa de su padre. Solía escaparse por las tardes para ver a sus amigos, y fue cuando Hyungwon interrumpió para decir que quizás ya no lo eran, pues habían perdido contacto después de no volver por seis años.
La historia favorita de Wonho, fue cuando a la edad de 16 años, su pequeño medio hermano de 8 lo había convencido de llevarlo a una tienda de cómics y mangas. Hyungwon quedó flechado por una chica que estaba ahí que olvidó por completo a su hermano, incluso se había ido de la tienda. Volvieron dos horas después en donde encontraron al pequeño llorando en la sección de cómics de Batman. El primer pensamiento de Wonho fue que entonces Hyungwon era un coqueto desde pequeño, no lo había vivido porque por mucho tiempo, pero por las historias que Minhyuk le contaba, sabía que amaba a las mujeres, hasta que llegó Hana y tuvieron su extraña no relación.
Hyungwon, como si estuviera orgulloso de haber olvidado a su hermano en una tienda por una chica, elevó sus cejas en dirección de Wonho mientras mordía su mejilla interior.

Al parecer todos tenían historias de la casi tan extravagante vida de Hyungwon, y ahora a él le encantaría tener unas también. Hyungwon era un excelente amigo, estudiante y amante, pero no lo describiría rebelde, hasta que supo de sus constantes peleas recientes con su papá por el beso que se dieron en su patio semanas antes.

—Y bueno, Hyungwon es todo un caso, de verdad. Entonces... creo que necesitan hablar, así que Eun y yo iremos por algunas cosas que faltan en casa. — La mujer asintió y ambos se pusieron de pie. Señaló a Hyungwon con el dedo y endureció su vista. Por otro lado, Hyungwon no parecía intimidado en lo más mínimo, incluso parecía estarlo retando con su vista, elevó un poco su cabeza, como todo un egocéntrico, cosa que le causó escalofríos a Wonho, hasta el ambiente se había tensado, ¿o sólo era él? — No se porten mal, Hyungwon, porque me voy a dar cuenta, sé que tú eres el que planea cosas como tu suspensión. — Y entonces Hyungwon soltó una carcajada.

—Esa fue idea de Hana, Dios. — El señor relajó su cuerpo y entonces resopló.

—Igual no me sorprendas, ya te conozco. Se quedan en su casa, literal. Nos vemos.

Los adultos salieron por la puerta seguidos por la vista de Wonho. Cuando la puerta se emparejó, Wonho se incorporó en la silla y miró a Hyungwon, quien lo veía con una media sonrisa.

—Dijo tu papá que no te portarás mal.

—No se va a dar cuenta.

—Se va a dar...

—No, no lo hará. — Hyungwon se puso de pie y jalo su brazo para obligarlo a ponerse de pie, llevándolo hacia las escaleras.

—¿A donde me llevas?

—A mi habitación.

—Tenemos que hablar.

—Lo haremos después. — Wonho endureció el cuerpo para evitar ser jalado y negó.

—Hyungwon...

—Wonho, por favor, te extraño, me haces falta, te necesito. — El más alto se acercó y pasó una de sus manos por el pecho del mayor y la dejó descansar en su hombro, mientras la otra se iba a su cuello y se acercaba para dejar un beso. Y ahí estaba el Hyungwon coqueto del que hablaba, no decía nada pero le estaba coqueteando con sus acciones. — Por favor, mi amor.

THURSDAY (2WON / HYUNGWONHO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora