Capitulo siete: Yo nunca pierdo.

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Haruka
Estoy a unas semanas de desposar a Michiru, pero tengo miedo. No puedo dejar de ir y venir por la habitación, cómo le voy a decir que soy una mujer, seguramente no le gustará en absoluto, se alejara de mí sin dudarlo. No puedo casarme con ella sin antes decírselo, pero no sé cómo hacerlo. Dos guardianas del sistema solar recibirán un castigo de un solo tiro, si no se lo digo con prontitud, no puedo meter a Michiru en mis problemas.

—¿Qué te pasa?— la escuché decir, la observé atentamente, un enorme moño se mostraba sobre su cabeza y su atuendo la hace lucir feliz.

—No me pasa nada— la tome de la cintura y la acerque más a mí.

—No me puedes besar de nuevo hasta la boda— me dijo moviendo su rostro de un lado para otro.

—¿Qué?— la mire confundida.

—Así es— se cruzó de brazos —Vamos a llevar estás invitaciones, ¿de acuerdo?— asentí.

—¿Hasta dónde?— pregunté hechando la cabeza hacia atrás.

—La correspondencia. Hay un evento en el que todas las guardianas del sistema solar pueden acudir, y esa es la boda de una guardiana— me levanté de golpe, ¿Cómo? Esto si no lo sabía.

—¿No crees que es demasiado?— trague nerviosamente.

—No, ya vámonos— tiro de mi mano, caminamos largos caminos llenos de personas, si algo debía enaltecer de Neptuno es que la gente parece vivir muy felizmente.

—Que guapo es tu prometido Michiru, haces muy buenas elecciones— dijo una mujer con un niño en brazos saludándola.

—Muchas gracias— dijo ella saludando y con los ojos entrecerrados acompañados de una sonrisa dulce.

—Me elogian todo el tiempo— me dijo mirándome con un gesto abrumado.

—Creí que eso te gustaba— le respondí tomando su mano.

—Sí me gusta, pero creo que a veces me gustaría llevar una vida en donde no tengan que elogiarme para agradarme— entendía casi a totalidad lo que decía, quizá Michiru se sentía sola porque nunca considero a los que la elogiaban mucho, amigos verdaderos, sino personas que necesitaban de su influencia.

Llegó a la correspondencia, acepte el triste destino dejando que mandara las invitaciones  porque trate de quitárselas todo el camino y no lo conseguí.

Nos sentamos en un parque a mirar a las personas pasar.

—Hagamos una carrera— me dijo ella suplicante.

—Vas a perder— reí sutilmente cerrando los ojos y hechando la cabeza hacía atrás. Escuché un silencio continuo y al mirarla me encontré con una Michiru enojada.

—Michiru nunca pierde— me dijo manteniendo el mismo gesto.

—Pues Haruka tampoco— dije del mismo modo y vi una sonrisa ladeante en su rostro.

—Entonces demuestra lo— me dijo segura de sí misma. Bueno no tenía problema en demostrárselo ¿Pero debería dejarla ganar?

—No puedes dejarme ganar, de aquí hasta ese tronco— es como si me hubiera leído la mente.

Se colocó en cuclillas y tocó el piso, a decir verdad, si me daba curiosidad verla correr.

—Uno...dos... Tres— ambas corríamos, parecía que no podía dejarla ganar ya que sin que yo le hubiera dado ventaja había avanzado, es más veloz de lo que creía. Pero no por mucho, acelere mi paso llegando hasta el mismo ritmo de ella. Me miró sorprendida y yo hice lo mismo, desviando nuestra vista del camino nos tropezamos con una banqueta. Tire de ella hacia mí para que no se golpeara pero fue demasiado tarde, porque las dos estábamos ya estampadas en el piso.

Michiru comezón a reír sin contenerse y yo solo podía preguntarme si estaba bien.

—¿Estás bien?— la mire de inmediato ayudándole a levantarse, tenía un pequeño raspón en la mejilla —.Te lastimaste— toque su mejilla y ella se quejo levemente.

—Hagamoslo otra vez— la mire casi regañandola —.Bueno. Si quieres— se cubrió la boca intentando no reírse más. Poco a poco me contagio de su risa, me tomo de nuevo la mano y nos fuimos de vuelta al palacio.

Michiru
No me queda duda, Haruka es sin duda la guardiana de Urano, tiene la misma fuerza que ella al correr, los mismos movimientos y además emana la misma libertad.

Estaba sentada pintando su rostro, hoy es mi modelo.

—No te muevas— suplique dándole forma a su rostro.

—¿Esto tardará mucho Michiru?— preguntó, le es muy difícil mantenerse quieta por mucho tiempo.

—Sí— dije molestandola, hizo una mueca aburrida —.Es broma, ya terminé ¿Qué te parece?— le mostré mi cuadro.

—Es increíble— se acercó a mi y lo admiro de cerca —Pero hay un problema— la mire confundida —Yo soy más guapo— sonrió triunfante y dejando de lado mi cuadro.

—Sí que lo eres— tire de su camisa para acercarla a mí.

Esta vez fui yo quien le beso con pasión, me sentía reiniciada y mi cuerpo enardecer de calidez.

—¿No que.. no habría besos hasta la boda?— se aferró a mis labios poniendo una rodilla sobre el asiento y entre mis piernas. ¿Importa que sea una mujer la que me besa con tanta dulzura? No lo sé, pero ciertamente no me importa que lo sea.

—¡AHHH!— escuchamos a alguien gritar y nos separamos de golpe —¿Qué hacen?— ví el rostro horrorizado de mi madre.

—Estabamos practicando— Haruka me miró asustada.

—¿Practicando?— me miró mi madre con enojo.

—Sí tú sabes mamá, para la noche de bodas— ella y Haruka me miraron con asombro.

—¡Michiru!— me regaño Haruka. Intentando que mantuviera la compostura. No tenía donde esconder la cara de vergüenza.

—Es que hemos esperado tanto tiempo y estamos tan ansiosos— me reí viendo la incomodidad en el rostro de ambas. Mi madre no resistiría un segundo más aquí. 1...2...

—No digas más, me voy—  miró a Haruka molesta y luego a mí y salió moviendo sus altas zapatillas.

—Michiru pero qué has dicho— la ví frustrada y me reí.

—Perdoname era la única manera de que nos dejara— me acerque tocando su mejilla, como no me di cuenta antes, su rostro realmente dice más de lo que parece. Incluso siendo una chica, me resulta tan atractiva. Tanto que, no sé que más hacer.

  Si se enteran  [HarukaxMichiru] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora