Capítulo 2

582 72 5
                                    

- Mira, otro más. - se detuvieron frente a una tienda de electrónicos, por las pantallas del aparador estaban transmitiendo el noticiero vespertino.

- ¿Quien fue ésta vez? - se acercaron unos pasos para escuchar con más claridad - Ah...El señor Suh...Que pena por la empresa... - el menor miró con tristeza las escenas.

- Lo sé, pero el lado bueno es que sólo fue una muerte, no cinco como siempre. - añadió con un suspiro pesado - Al parecer han estado más calmados...

Por la TV pasaban las trágicas imágenes del asesinato ocurrido la noche anterior. Era el dueño de la empresa financiera Suh - la más grande en Corea -, encontrado en un callejón obscuro cercano a su vivienda, rodeado de billetes, la marca de delfín en su mejilla izquierda y con un corte profundo en la garganta. Además se enfocó la toma al muro donde estaban las cinco firmas con sangre.

¨El dinero no te alcanzó para salvar tu vida¨, se leía debajo de sus nombres.

- Pero no por mucho, ya sabes como son. - prosiguió mientras comenzaban a caminar nuevamente - Son olas que van y vuelven.

- Calla, me provocas ansiedad Junnie. - formó un puchero.

- Lo siento. - rió levemente.

Se dirigían a un parque algo alejado de la institución, sus clases habían acabado dos horas antes de lo habitual y querían dar un paseo antes de ir a casa. Rara vez era un día tranquilo, pero éste tenía pinta de serlo, pues a pesar de que los televisores sonaban en cada esquina con malas noticias, el ambiente se percibía más ligero de lo común.

Ciertamente, la víctima no era del agrado de todos, así que se podía deducir que el poco ajetreo era por ésto.

Aún así, tanta calma no era tan buena como aparentaba, pensaron.

Los amigos llegaron a su destino, y ocuparon la primera banca vacía que vieron. Los árboles ya no tenían hojas, las plantas estaban casi secas y el aire era helado, definitivamente el invierno pegaba con fuerza en la capital. Toda la escena decembrina acompañada de una bonita luz solar producto de un cielo despejado. Simplemente, un buen ambiente para relajarse.

Sin embargo, nuevamente había algo que no le cuadraba al chico peliblanco, y es que el parque se encontraba prácticamente vacío, sólo veía personas pasar ocasionalmente, por lo que no tenía sentido que sintiera aquellas miradas tan fijas sobre él.

Eran pesadas, y no parecían provenir de ninguna parte. Lo inquietaba bastante el no saber qué o quién lo observaba.

- Junnie, ¿sientes éso? - recibió un sonido de confusión en respuesta - Alguien nos está viendo...

- ¿Otra vez esa sensación? - asintió lentamente mirando a su alrededor - Tranquilo, estoy contigo, probablemente no sea nada.

- No lo sé...Tengo miedo... - admitió en voz baja.

- Calma, todo está en órden, lo prometo. - luego de verificar que nadie estaba siquiera cerca de ellos, abrazó al menor por los hombros - No hay ni un alma aquí, relájate.

- De acuerdo... - largó un suspiro y correspondió el abrazo, que duró unos instantes más.

Intentó quedarse tranquilo miestra escuchaba a Renjun hablar sobre las nuevas flores que había comprado, las pulseras que haría al llegar a su departamento para venderlas y lo cansado que estaba gracias a la clase de gimnasia. Cada tema sacado a propósito por el mayor, con el único fin de distraer a Jaemin de sus preocupaciones.

 ⛓️🖤

Poco a poco, el ambiente se tornó más calmado para él, Renjun y su fuerza para ignorar sus presentimientos le habían ayudado a continuar su conversación con la mayor normalidad que consiguió.

Todo ésto sin saber que, en realidad, sí había alguien vigilando sus movimientos. Cuatro pares de pupilas impacientes los miraban desde un callejón ligeramente alejado del parque. Centrando su atención en el menor de ambos, esperando el instante oportuno para dejar las sombras.

- ¿Seguro que es él? - cuestionó con algo de duda y un poco de desagrado - Parece muy...

- Niña. - completó con una sonrisa burlona - Apuesto a que si le soplo sale volando de lo débil que se ve.

- Cállence, sean serios. - regañó silenciando así las burlas - Y sí, es él, el jefe me mostró su fotografía ¿recuerdan?

- Ajá, pero honestamente se veía menos infantil en ella. - añadió - ¿Y si lo corroboramos antes de tomarlo? 

- Claro, sal, cruza la calle y pregúntale, ¿Eres Na Jaemin?, es que te busco para subirte a mi camioneta. - bromeó.

- Ya entendí, nada de corroborar. - bufó ante las tres risas que se dirigían a él - Entonces hagámoslo ya, el jefe ya nos reprimió muchas veces por seguir tardando.

- Todavía no, entiende que debemos esperar. - bufó harto.

- No está solo, y él claramente dijo que no quería testigos que eliminar, imbécil, por una vez piensa antes de abrir la boca. - rodó los ojos.

- A veces me pregunto porqué te reclutó si tienes déficit de atención. - nuevamente rieron.

- Ya déjenme en paz - formó una mueca de molestia.

Se quedaron escondidos entre la oscuridad durante un largo tiempo, su paciencia se agotaba y sus piernas dolían por estar de pie. Pero era su trabajo, y tal como dijeron, ya habían demorado mucho. Se negaban a recibir ésa noche una reprimenda más por parte del jefe Vacío.

  

Dangerous Lovers/NominDonde viven las historias. Descúbrelo ahora