contrato

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Una semana, no puedo negar que esto no está nada mal, el tiempo pasa muy rápido lo único que no me gusta es no poder tener mi celular aquí.

Mis compañeras son muy lindas conmigo y sobre todo estoy feliz de que Cristian logro que me dieran un uniforme de mi talla.

Ya no me veo como la rara con falda de monja.

Que más podría decir.

Las clases no son tan malas... Es decir por el momento no me gano ningún castigo y eso es algo que me alegra, ya que por todos los que ya presencie no es nada agradable en público.

Hoy a primera hora tengo orientación así que me levanté un poco antes y tener tiempo.

Cristian me dijo que es mejor llegar de primeras para tener tiempo de hablar bien.

Por lo que sé allí hablaremos de la relación y si queremos cambiar de "pareja" algo que en lo personal no quiero.

Además le darán algunos reportes de mi comportamiento al chico y no es algo que me preocupe.

Después de esta cita tengo ética que no es nada fuera de lo normal... Solo como comportarse como sumisa y todo eso.

Luego viene lo que más me cuesta, deportes, literal una hora diaria es algo horrible, no soy buena con los deportes y me canso muy fácil.

Según Cristian y mis amigas no como bien y por eso me mareo con unas cuantas vueltas a la cancha así que ahora supervisan mi comida cosa que me molesta un poco.

En fin, las chicas al despertar las saludo y me voy directo a la oficina donde se encargan del contrato y todo eso.

Por los pasillos unas cuantas personas pasan a mí alrededor, a los dominantes no los miro ya que lo tenemos prohibido, agacho la mirada al pasar por el lado de ellos.

En la entrada como lo teníamos acordado está Cristian, con su porte serio como ya es costumbre.

Sus ojos cafés se encuentran con los míos y aparto la mirada rápidamente para que no me dé un sermón por incumplir algo tan básico como no mirarlo.

No es que no esté aprendiendo en este lugar... Solo es casi imposible no querer conectar la mirada con ese chico, pasaremos mucho tiempo juntos como no lo mirare.

No puedo negar que me calienta pensar en el chico, no sé si por su físico, personalidad o por lo dominante que es en todo sentido.

—Entra.

El chico me ordena y sin más hago lo que me pide, siguiéndolo, me di cuenta en los últimos días que todas las sumisas al estar por los pasillos siempre van tras sus dominantes nunca delante, no sé si es una regla pero para prevenir yo hago lo mismo.

Al entrar veo varias mesas, dos sillas de un lado y una del otro.

Cristian se sienta en una y sinceramente no sé si sentarme, quedarme de pie, esperar a que alguien me deje sentar, yo que se simplemente quiero hacer las cosas bien.

—-Puedes sentarte dulce— él habla como si pudiera leer mis pensamientos.

Me siento a su lado y en mi hombro derecho puedo sentir su calor corporal lo que me hace poner los bellos de punta.

De reojo miro como él saca su teléfono ¡Maldita injusticia!

Tres minutos después un hombre de unos 50 años aparentemente se sienta en la silla frente a nosotros.

Cristian es el primero en hablar.

—Buenos días, ella es de primer año, venimos por el contrato— habla mientras guarda su teléfono, dejo de mirarlo antes de que se de cuenta.

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