Capítulo 6: Boda

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Pero Ryomen Sukuna no me mató, él me sonrió y después me aplaudió diciendo:

—¡Bravo! ¡Bravo!—Para después salir de la habitación.

Era la prisionera de un maniático que podía hacer y deshacer conmigo y con quien sea a su antojo, estaba preparada para todo, para que me torturara, me golpeara o cosas más terribles que las anteriores; Muy lejos de lo que pensé él no hizo tal cosa.

La odiada Uraume cuyo sexo aún desconocía abrió mi habitación al día  siguiente.

—Vístete, vamos a salir.

—...

—-No te atrevas a protestar, no ofendas la misericordia de Sukuna-Sama, ya que por lo que hiciste te mereces ser azotada hasta la muerte.

—¡Ya cállese!

Uraume me miró inexpresivo y luego se marchó.

Salimos de aquella odiada prisión, esta vez con más seguridad que la anterior y fuimos a aquel lugar en donde antes me había tomado medidas  de ropa.

El sastre me miraba encantado, volvía a tomar medidas mientras Uraume hablaba con él.

—Como sabrá, Sukuna-Sama quiere algo espectacular, algo digno de su futura esposa, nada vulgar y muy elegante pero también que resalte los casi "inexistentes" atributos.

Y con lo de "su futura esposa" mi cerebro casi sufre un derrame. Estaba tan impactada que ni me atreví a interrumpir la conversación.
Al final volvimos al auto y el chofer junto con un montón de guardaespaldas venían con nosotros. En el camino tuve que romper el silencio.

—¿Me casaré con Sukuna?

—Guarda silencio.

—¿Qué está tramando ese enfermo?

Uraume golpeó fuerte el sillón en donde estaba sentada, me miró con unos ojos ardientes y con la mano lista para pegarme dijo:—Por la única razón que no te destrozo es por Sukuna-Sama, ¿Cuándo vas a aprender a respetar, insolente?

En el fondo lo disfruté como nunca, disfruté haberla puesto furiosa,  yo sospechaba que Uraume tenía algo más que admiración y respeto hacia Sukuna.

En la casa me dieron un poco más de libertad, me acompañaron al jardín y  antes de que Sukuna llegara me obligaron a vestirme deslumbrantemente para él y así, cuando llegó estaba esperándolo en el enorme comedor.

Sukuna no se fue directo al comedor, primero se duchó y ya después vino a cenar conmigo.
Se sentó en silencio y empezó a servirse, mientras lo hacía hablaba:

—Ahora estás a la altura, te queda bien.

—¿Qué es lo qué pasa?

—¿Hablas de nuestra boda?

—¿Por qué?

—Porque soy tu dueño, ¿Se te olvidó?—Expresó una inmensa sonrisa—¿Todavía sigues resistiéndote?

Sukuna se puso de pie, se acercó hasta mi silla colocándose a mi altura y tomándome del mentón.

—Por tu culpa tuve que hacer un trato  relacionado con mis negocios con el maldito de Gojo—Apretó un poco más fuerte el agarre—¿Debería de estar muy molesto, no?

—...

—-Pero...—Dijo introduciendo un dedo a mi boca—Admito que no le quise dar el placer de llevarte sólo así, (...) te convertirás en mi mujer porque así lo decido yo, tus cadenas  fueron construidas por ti misma al atreverte a venir a esta casa,  ahora hazte responsable de tu inmadurez.—Se levantó, caminó hacia su silla hablando—Serás follada tantas veces como tenga ganas, me darás tantos hijos como me de la gana, me serás tan útil como quiera y cuando no me sirvas no dudaré en deshacerme de ti, porque yo soy Ryomen Sukuna, nací para ser un rey.

Casada con el diablo (Ryomen Sukuna X Lectora) (+21) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora