┋❥ Razón 10: Esperanza

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Hey, Yugi-sensei, ¿o debería decir Amane-sensei?.

La verdad es que no se como llamarte, pero quiero que sepas que siempre preferí decirte "Hanako", porque tú corte de pelo me recuerda mucho al rumor de Hanako-san del baño.

En fin, no alargo mucho esto.

Se que te enteraste que era yo quien te mandaba las cartas. Se que la razón por la cual te enteraste, fue porque uno de mis prendedores quedó en esa caja sin querer cuando Aoi-chan me hizo el favor de dejarla. Y se también que puede que te hayas enojado con todo el mundo por la revelación.

Créeme que no fue intencional salir a la luz, pero.. quiero que sepas que aún así me iré contenta por saber que te enteraste.

Aún así, hay una última cosa que debo decirte.

¿Sabes porque otra razón me gustas, Hanako-sensei?.

Porque me diste esperanza. Esperanza de que todavía podía dar lo mejor de mi; esperanza de que todavía podía seguir adelante.

Esperanza de que todo estaría bien.

Quisiera decirte más, pero probablemente cuando leas esto, es porque te diste cuenta que hoy falte (aunque tecnicamente ya lo sabías, porque no he estado durante todo el mes) y quieres hablar conmigo. Así que, no te preocupes, yo te estaré esperando.

Ve al hospital central, habitación 267 en el quinto piso. Tendrás solo una media hora para hablar conmigo.

Hasta pronto, Amane-sensei.

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— ¡Amane!, ¡¿a donde vas?!.— grito su hermano, quien lo veía salir disparado hacia la dirección contraria de su aula designada.

— ¡Da la clase por mi, Tsukasa, necesito ir!.— le gritó antes de girar en la esquina.

— ¡¿A donde?!.— no pudo detenerlo, solo pudo seguirlo escaleras abajo, como algunas alumnas del grupo de su gemelo.

— ¡A ver a la chica que me ha estado enamorando sin saberlo!.— le respondió sin mirar atrás.

Los demás gritos le dieron igual, ahora solo estaba interesado en las instrucciones de la nota.

Corrió lo más rápido que pudo a su auto y se montó con toda la rapidez del mundo, incluso había dejado el cinturón de seguridad por un lado porque estaba más preocupado por Nene. En el camino también se había adelantado algunas señales de tránsito, e incluso había adelantado más de una ocasión para llegar con tiempo de sobra. Pero al estar a solo unas cuadras del lugar, el tráfico se hizo presente y el oji ámbar no tuvo de otra que salirse e irse corriendo entre la multitud.

Tropezó con muchos e hizo enojar a otros, pero eso no le importaba en lo más mínimo. Necesitaba llegar, y solo tenía máximo unos 18 minutos para hablar con ella.

Al llegar al hospital, inmediatamente su voz exhausta llamó la atención de la chica de recepción, pues parecía que había venido corriendo desde el otro lado de la ciudad. Pero al dar una grandes bocanadas de aire, nuevamente repitió el nombre del remitente de sus notas.

— Yashiro Nene.. vengo.. a hacerle una visita.

— ¿Yashiro?.— empezó a buscar en la computadora después de haberle ofrecido un poco de agua al señor frente a ella.— Ah, la hija del doctor Yashiro.— se alegro de haberla encontrado.— Está en espera de su cirugía, la cual ya no tarda.— se tenso.— ¿Desea-

— No hace falta, gracias.

Tomó el gafete de visitante que le tendía y se hecho a correr de nuevo (claro que al final se moderó porque estaba prohibido hacer eso, por lo que decidió mejor caminar rápido). El ascensor justo estaba llegando, así que dio el paso a los pacientes, enfermeros y doctores que estaban saliendo, y entro poco después de que el cubículo de metal fuera vaciado. Con rapidez presionó el botón del quinto piso, necesitaba llegar cuanto antes, pero las personas que estaban entrando hicieron el tiempo de espera más largo de toda la vida.

Cuando empezó a moverse, solo espero a llegar hasta donde marcaba el 5, y nuevamente se tiró a caminar rápido en cuanto el cubículo se abrió (fijándose muy bien donde estaban las numeraciones y si estaban descendiendo o ascendiendo).

Y al llegar a la puerta 267, la cual estaba abierta, su cuerpo tembló.

Allí estaba ella, mirando por el ventanal el contaminado cielo de Japón mientras estaba conectada a diferentes máquinas que el desconocía porque no era su área de trabajo. Lo demás que pudo ver, fueron pancartas y muchos regalos además de globos, los cuales decían "mejórate pronto" o "te veremos en casa".

Sintió pena por no saber el verdadero significado de aquello, pero sintió más pena que solo se presentará allí sin nada más que una carta y un prendedor.

Pero se armó valor y tocó a la puerta, llamando la atención de la peli crema, quien tenía una mirada tan serena, que solo podía decirle una cosa.

Pronto se iría.

Amane sintió como se estrujó su corazón por esa posibilidad y de inmediato empezó a caminar hasta ella, quien se sorprendió por la rapidez de su llegada y luego le sonrió dulcemente. Y antes de que la oji bermellón si quiera pudiera decir algo, el solo la abrazó como si no hubiera un mañana, escondiendo el rostro entre sus brazos y el cabello de ella, el cual olía a fresas silvestres.

Vieras por donde lo vieras, te dabas cuenta de una cosa, y esa era que el oji ámbar se aferra a a ella con la necesidad de decirle que se quedara. Que viviera.

Y esa sensación se daba mucho más ahora que deseaba conocerla más allá de esas simples notas.

Porque quería explicaciones y quería revelarle sus nuevas emociones por ella.

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aviso de que mañana se termina esta historia (・ัω・ั)

10 Razones por las que me gustas, Sensei ❀ 『 AmaNene 』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora