III

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La primera vez que vi sus ojos el tiempo se detuvo a mi alrededor, todo dejó de tener importancia mientras me perdía en el bonito color de sus irises y trataba de descifrar si eran verdes o azules, resultaron ser una combinación de ambos, lo cual le quedaba bastante bien ya que decían que el azul es el color de la estabilidad y el verde de la paz, características que se acentuaron en su mirada cuando me sonrió, con esa nobleza característica suya que irradiaba seguridad.

Yo me quedé maravillado desde nuestro primer encuentro, cuando me dio la bienvenida al Santuario, y quizás en aquel entonces era muy joven para pensar en el amor en pareja, sin embargo, había sido amor a primera vista, surgió como una explosión rápida, repentina y fuerte dentro de mi corazón, y lo mejor fue que mis sentimientos no tardaron en ser recíprocos y bien recibidos. Aioros siempre había deseado envolverme entre la calidez de su amor, llenarme de besos y de mimos a mí, al guardián estoico del décimo templo, y yo, que sentía una devoción tan fuerte haría lo que fuera necesario para que nuestra relación venciera cualquier impedimento, estaba tan enamorado que jamás permitiría que nadie se metiera en mi camino.

"Our love had been so strong for far too long..."

Todo debía ser perfecto.

La vida nos había puesto a prueba un par de ocasiones antes.

El primer impedimento fue Aioria, el hermano menor de Aioros, cuyos celos por compartir a su única familia se manifestaban en berrinches y discusiones cuando era joven, más con el transcurrir de los meses aceptó nuestra relación secreta y consideró que podía llegar a tener otro hermano en mí.

Pero el segundo impedimento hacía que me hirviera la sangre cada que este se hacía presente. Nunca me gustó que Saga rondara cerca de mi heleno, mi intuición me advertía que el geminiano no tenía buenas intenciones, que tramaba algo malo contra Aioros, sin embargo, justo cuando ya estaba maquinando en una solución para mantenerlos alejados el uno del otro, la vida fue bastante generosa y como por arte de magia Saga desapareció meses atrás; todos en el Santuario lo lamentaron pero yo, en lugar de sentirme mal por la ausencia de mi compañero simplemente sonreí satisfecho ante ese hecho, bien dicen que el que ríe al último ríe mejor. Un estorbo menos hacia la perfección que compartiría con mi adorable heleno de rizos castaños.

Pero había algo que nunca me cuadró de Aioros, algo que siempre me pareció irreal y eso era su perfección. A veces su actitud me irritaba, mi cerebro me decía que nadie podía ser así de bondadoso, que Aioros era igual a mí, solo mostraba esa fachada de nobleza para esconder lo que verdaderamente ocurría en su interior, algo debía esconder detrás de sus sonrisas benevolentes, así como yo escondía el caos de mis pensamientos tras la máscara habitual de mi estoicismo.

"I was weak with fear that something would go wrong"

Siempre lo sospeché, más cuando supe la verdad no lo podía creer. Mis ojos se agrandaron ante la consternación al escuchar la noticia del mismísimo Patriarca, Aioros de Sagitario, mi compañero, mi amigo, mi vecino, de quien estaba locamente enamorado, era un traidor.

La voz en mi cabeza que me lo había advertido tuvo razón, no se había equivocado, el heleno si ocultaba algo tras su nobleza y era la traición a su Diosa, a su causa y había huido, y por ende me había abandonado a mí. Mi corazón se estrujó con dolor ante realidad y todo empeoró cuando el Patriarca me dio la orden de asesinar al Santo de Sagitario.

Era mi deber castigarlo por la traición contra la orden, debía enfocarme en mi trabajo y mantenerme recto, profesional como el Santo de Oro que era a pesar de ser solo un adolescente, sin embargo, la sangre en mi interior bullía por la ira, el dolor al centro de mi pecho era extenuante y devastador por la decepción en mi corazón roto... Había trabajado tanto en nuestra relación durante años para que al final Aioros lo arruinara todo.

Un pequeño pedazo de cielo / AiorosXShura /FINALIZADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora