IX

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Las piezas de la armadura volvieron a temblar, la tiara fue desprendida violentamente de mis manos cuando todas las piezas fueron llamadas para cubrir el cuerpo desnudo de su dueño, en el pasado hubiese disfrutado mucho de verlo usándola, pero el color oscuro y esa sonrisa siniestra le daban un aspecto aterrador que no me inspiraba confianza, las alas grandes me hicieron sentir pequeño, no pude evitar pensar en la existencia del ángel de la muerte y ante aquel pensamiento tragué duro, de mi frente comenzaron a caer senderos de sudor por los nervios.

Cuando dio un paso hacía mi yo retrocedí el mismo, quería mantener la distancia con él, no me importaba lo bien que se veía su cuerpo ni lo suave que parecía su piel. Nada con respecto a él estaba bien, yo lo había asesinado, la cicatriz que aún tenía en su pecho era la prueba de que ese Aioros era el cual yo le había sacado el corazón. Él estaba muerto.

Varías preguntas atormentaban mi mente:

¿Por qué de nuevo se veía conservado como si la muerte no le afectara?

¿Por qué era capaz de moverse?

¿Por qué sus ojos también habían recuperado el bonito aspecto que tenían en vida?

¡¿Y por qué demonios me miraba así?!

Su sonrisa era aterradora, de noble no tenía nada, al contrario, podía sentir maldad en ella, incluso cuando esta se suavizó y adquirió una apariencia más humana seguí sin sentirme seguro.

—Shura...

Su voz, la que siempre consideré linda y arrulladora, a pesar de ser la misma ocasionó que me estremeciera de la cabeza a los pies, cuando jadeé ante la confusión que me provocaba esa situación pude ver mi propio aliento frente a mi rostro, le habitación estaba helada.

Retrocedí cuando él dio otro paso, provocando que él negara con la cabeza, disgustado, la pequeña sonrisa no se iba.

—¿Acaso no te da gusto verme?

No, definitivamente no, estar frente a ese hombre o lo que fuera no era un placer, él no era mi arquero, no era del que yo me había enamorado. Mis uñas derechas se clavaron de nuevo en mi brazo izquierdo, deseaba despertar de esa alucinación, de esa pesadilla, lo que fuera, solamente ya no quería estar frente a eso que me atormentaba hasta lo más profundo de mi ser.

—No eres real. —Dije con la voz quebrada, provocando que él se detuviera ante mi comentario, parpadeó un par de veces, se veía genuinamente confundido. Mi labio inferior comenzó a temblar de manera desesperada, a pesar del dolor y la sangre en mi brazo la pesadilla no se esfumaba, clavé mis uñas con más insistencia. —Estás muerto, yo te asesiné a las afueras del Santuario, yo te saqué el corazón. ¡Tú estas muerto! No hay forma posible que esto sea real.

Él siguió caminando hacia mí y yo seguí retrocediendo, cuando mi espalda chocó acorralada contra la pared dí un brinco, sin embargo, mis ojos jamás se despegaron de él y pude ver claramente como la distancia entre nosotros se esfumaba.

—Ah... Pero si lo es.

Cuando estuvimos frente a frente mi cuerpo flaqueó ante su poderosa y oscura presencia, no tenía a donde ir, así que, rendido, mi espalda comenzó a deslizarse hacia abajo contra la pared hasta que terminé sentado contra el piso donde seguí negándolo.

¡Esa cosa no era él y él no era real!

Se arrodilló lentamente para seguir a mi altura, la forma tan dulce con la que sus ojos me miraban me confundía. En el momento en el que sentí su mano tomando con delicadeza mi rostro me deshice entre sollozos, el calor de su piel era tan maravilloso, pero tan imposible, yo volví a negar con la cabeza una y otra vez con ímpetu.

Un pequeño pedazo de cielo / AiorosXShura /FINALIZADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora