IV

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Los días continuaron pasando con normalidad, todo estaba en calma en el Santuario.

De por sí ya se me consideraba como uno de los más introvertidos de la orden, pero ahora pasaba más tiempo solo en mi templo que de costumbre. A mis compañeros les parecía curioso, sin embargo, ninguno tenía ganas de preguntar, no eran tontos, sabían que mi aislamiento en mi templo era por la reciente muerte de Aioros, pero la situación real distaba mucho de lo que ellos podían imaginar.

No me molestaba alejarlos. Si creían que era un ermitaño y un huraño eso jugaba a mi favor, los mantendría lejos de Capricornio, de mi preciado secreto, mi retorcido pedacito de nube donde descansaba mi ángel debía permanecer imperturbable.

Ese día habíamos tenido una reunión con el Patriarca donde se nos informó que Mu de Aries se marcharía a Jamir por un periodo no establecido y que Camus de Acuario partiría a Siberia para entrenar a unos niños. Con su ausencia, ya serían 5 de los 12 templos que estarían sin protección en el Santuario, así que el Patriarca repartió nuestros deberes de una forma en la que todo quedara cubierto y sin descuido.

Salí de la reunión molesto, ahora tenía más trabajo que me quitaría mi precioso tiempo con mi muñeco, más no podía protestar ni negarme a mis responsabilidades, solo sería otro cambio al que me veía obligado a adaptarme, aunque no quisiera.

De manera automática me dirigí a mi templo, después de todo no había otro lugar en el cual quisiera estar, y con todo el nuevo estrés que tenía encima necesitaba de él con urgencia. Mi templo estaba callado, como siempre, limpio y ordenado, rápidamente me dirigí hacia el pasillo que me llevaría a mi habitación donde estaba mi hermoso secreto, sin embargo, algo captó la atención de mis ojos verdes que me hizo dejar de lado mis deseos.

Con cautela ingresé a la pequeña y blanca cocina a la cual recorrí con mi mirada de manera minuciosa, centímetro por centímetro, algo no estaba bien, o más bien algo estaba diferente, yo lo sabía, pero no estaba seguro que era. Mis ojos olivos se detuvieron en los trastes que estaban en el escurridor. Con el ceño fruncido tomé el cuchillo que estaba dentro de la canastilla sobre el fregadero y lo meneé en mi mano, jugando con su peso, mientras hacía memoria de lo que había desayunado ese día, nada que requiriera ser cortado.

Rápidamente mis sentidos se alertaron al percatarme que no había sido yo quien dejó aquel utensilio ahí, y cuando sentí algo detrás de mí volteé rápidamente, blandiendo con fiereza aquel cuchillo para enfrentar a quien fuera, y si, si había cortado algo, pero definitivamente no era algo que yo esperaba.

Me sentí como un estúpido exagerado cuando ví el cuerpo de la lagartija partida en dos frente a mí que desafortunadamente se había caído del techo, la parte inferior de su cuerpo se seguía moviendo, sus patitas y su cola, retorciéndose de manera desesperada, como si tratara de encontrar su otra mitad para volver a ser uno.

Solté una gran bocanada de aire y después me llevé una mano a la frente para masajearla pues estaba demasiado tensa, me dolía, los latidos de mi corazón se estaban tomando su tiempo para volver a su ritmo habitual. —Joder... —Dejé el cuchillo en el fregadero, después lo lavaría, y una vez que el cuerpo del reptil dejó de retorcerse lo envolví en una servilleta para tirarlo al bote de la basura, el maldito me había asustado por nada.

Aun así agudicé mis sentidos y paseé lentamente por todo mi templo, no me olvidaba de aquel detalle del cuchillo, sin embargo, todo lo demás estaba en orden, al menos eso parecía. Apoyé mi cabeza contra la fría pared del pasillo para reponerme mientras trataba de encontrar una respuesta lógica a esa pequeñez que no me dejaba tranquilo, quizás y había sido Deathmask que entró a mi casa para comer algo antes de ir con Afrodita, si, eso parecía posible, abrí mis ojos con pereza y los fijé en el techo, estaba demasiado fastidiado y aunque no quería a nadie merodeando por mi casa si me ponía muy arisco podría levantar sospechas, además, si lo regañaba por un simple cuchillo se volvería a burlar de mi "ojo de loco" o como sea que él lo llamaba.

Un pequeño pedazo de cielo / AiorosXShura /FINALIZADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora