Me quedé completamente quieto en mi estupor mientras veía su espalda ancha alejarse de manera relajada, con las manos en los bolsillos de sus pantalones rojos. El muy maldito se iba de lo más tranquilo a pesar de dejarme con severa advertencia, una que me hizo sospechar muchísimo de Deathmask, quien me había guiñado un ojo antes de salir de Capricornio.
En cuanto alcancé a ver que sus cuerpos estaban lo suficientemente apartados de mi casa me eché a correr entre las columnas. Esta vez no me quise distraer verificando que todo estuviera en orden, como yo lo había dejado antes de salir, todas esas nimiedades me daban igual mientras las palabras del italiano seguían reproduciéndose en mi cabeza, una y otra vez.
"Es el inconfundible olor de la muerte"
"Si lo haces enojar no dudará en venir a jalarte los pies"
Yo no olía absolutamente nada fuera de lo normal, pero que ambos implicaran que había algo muerto en mi templo encendía un grandísimo foco rojo en mi interior, me hizo sentir descubierto. Me frené de golpe en el pasillo cuando una idea atravesó mi mente.
¿Acaso lo sabían?
¿Sabían mi secreto?
¿Por eso los ojos de Afrodita me decían que no me creía nada?
¿Por eso Deathmask me dio esa precisa advertencia?
Era imposible que lo supieran, yo había sido lo suficientemente cuidadoso para que nadie me viera cargando el cuerpo de Aioros fuera del barranco, me había asegurado que nadie entrara a mi cuarto, pero ¿y si alguien había ingresado cuando yo no estaba?
Jadeé al recordar el cuchillo que había encontrado fuera de su lugar y las sospechas que me había provocado el día anterior contra el italiano, sospechas que ahora me parecían más certeras.
Mis ojos se agrandaron al llegar a una conclusión.
¡Lo sabían!
¡Los muy malditos habían armado ese numerito del "olor" para jugar conmigo! Mis puños se cerraron con fuerza y uno de ellos terminó golpeando la pared a mi lado con tanta intensidad que se agrietó por completo. Con mi mano libre cubrí mi rostro sudado que respiraba agitado, mis ojos se asomaban entre mis dedos, perdidos en la nada mientras trataba de reflexionar con la cabeza fría, me necesitaba, necesitaba ser yo, volver a ser ese buen soldado que dejaba sus emociones de lado para actuar de la mejor manera posible.
¿Qué se supone que debía hacer?
Deshacerme de ellos no era una opción, y si ellos aún no me habían acusado con los demás entonces definitivamente me parecía que no había necesidad de ello, solo debía asegurarme que jamás se les saliera ni una palabra de la boca. Una amenaza no funcionaría, tendría que darles algo a cambio. Gruñí molesto por lo bajo ante la idea, no tendía otra opción.
Resignado, exhalé lentamente el aire caliente de mi cuerpo, tratando de aminorar lo irritado que me sentía con todo ese asunto, el dolor de cabeza había vuelto, necesitaba un abrazo, apapachos... Necesitaba de él con urgencia.
Ya más tranquilo me metí en mi cuarto y cerré la puerta con seguro detrás de mí, mis pasos cansados me llevaron directo hacia el ropero donde sabía que descansaba mi ya no tan secreto muñeco, lo golpeado, sucio y ensangrentado de mi apariencia en ese momento no me importaba, después nos daríamos un largo baño, como yo le había prometido antes de salir ese día de casa. Golpeé levemente mi frente contra las puertas cerradas y me tomé un momento para descansar, físicamente estaba adolorido, emocionalmente me sentía acorralado, y mentalmente... bueno, mi mente estaba hecha un asco, de eso no había duda
Pero ya nada importaba, debía dejar mis preocupaciones de lado, estaba en el único lugar donde quería estar, en mi casa, cerca de la persona que con su sola presencia siempre me llenaba de felicidad, no debía mermar nuestro tiempo juntos con mis problemas.
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Un pequeño pedazo de cielo / AiorosXShura /FINALIZADA
FanfictionShura descubre con horror lo que había sucedido en aquella fatídico noche en la que el Santuario fue traicionado por el caballero de Sagitario, sin embargo en un intento por seguir adelante decide adaptarse y construir un pequeño pedazo de cielo con...