-Asi que ¿Te me estás declarando?-Ya sabía la respuesta, pero quería fastidiar al pelirrojo.
-No lo digas así, suena como si fuera un marica.
No era la primera vez que un hombre se le declaraba, pero si era la primera vez donde se ponía a pensar en...
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Para Mo Guan Shan, las personas eran un asco, incluyéndose y excluyendo a su mamá. La vida le había dado a ver una perspectiva en donde veía a todas las personas como seres que no se preocupaba por otro aparte de uno mismo, y que todo se basaba en un solo medio: el dinero. Si tenías dinero podías hacer lo que te plazca, si el tuviera dinero se lo daría todo a su mamá para que lo gastará en ella, pero ni en 1000 años podría conseguir dinero suficiente para pagar todas sus deudas y vivir cómodamente.
Justo ahora estaba en uno de sus trabajos, atendía medio tiempo en una tienda de conveniencia, todo tipo de clientes venía a comprar. Pero había uno que resaltaba de los demás en estas últimas semanas: He tian. Un cliente que venía todos los días sin falta desde hace casi 3 semanas, comprando comida instantánea y alguna que otra cosas aparte. Siempre venía a la misma hora, que casualmente era en la hora de su turno.
¿cómo conocía a He tian? Siempre lo veía con esas sonrisa estúpida en la universidad, siempre rodeado de personas. Nunca había pensado en cruzar palabras con el, no hasta que lo vio en la tienda. Claro, descartaba la vez que se le quedó viendo en la cafetería; hasta donde el sabía, He tian no se acordaba de el, así que fingió no conocerlo cuando lo vio cruzar por primera vez esa estúpida puerta con la campanita.
Maldecía y bendecía a sus agresores de esa noche, maldecía el tener que relacionarse con He tian, no lo podía pasar de alto después de básicamente salvarle la vida. Bendecía el hecho de que ahora, no tenía que estar otra vez en frente de He tian y que sea incómodo, talvez He tian no lo conocía, pero el hecho de que estén en la misma universidad lo hacía más y más incómodo, al ser el único que sabía quién era; pero ahora, podía confirmar que He tian lo podía mencionar como al chico que salvó, y no como al chico cajero que está en su escuela y no conoce.
Justamente ahora, estaba de camino hacía su trabajo en la tienda. No corría, tampoco caminaba a un paso al que llamaba "normal" sus heridas de la otra noche le prohibieron ir al trabajo por unos días, al siguiente ya podía caminar mejor. Salió de su casa más temprano para poder llegar a tiempo, sabía que no llegaría a tiempo con su velocidad de ahora.
Cuándo puedo entrar a la tienda, vio a la señora de ese turno; que acababa en 5 minutos. Fue a la parte de atrás y se puso su camiseta de empelado, todavía le costaba alzar sus brazos para quitarse sus prendas, así que el dolor no faltaba al querer estirarse. Cambió con la señora, ahora estaba sentado en un banco atrás de la caja registradora, no había muchos clientes a esa hora, así que no estaba muy ocupado.
7:50 p.m. ya era hora.
Mo se levantó para escoger una sopa instantánea picante, un refresco y una cajetilla de cigarros. Cuando volteó ahí estaba parado atrás al otro lado de la caja.
—Hey.
—Hey- Habló levantando el paquete de ramen.
—Si.- afirmó-... ¿Ya te sientes mejor? No te vi ayer- preguntó viendo como el pelirrojo metía las cosas es una bolsa.
