Capítulo 9

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Si alguien se fijara en la pareja sentada sobre una manta roja y dorada, los colores de Gryffindor, junto al claro estanque en el que flotaban perezosamente cisnes y patos, vería simplemente lo que parecían ser un padrino y un ahijado disfrutando del cálido día mientras se deleitaban con pollo, pan, ensalada, fruta y dos jarras de zumo fresco. Si supieran lo que ocurre por la noche tras una puerta cerrada con llave.

-Todavía eres piel y huesos-, reflexionó Sirius, dando un sorbo a su bebida. -Esos tíos tuyos no sabían la joya que tenían. Me repugna que no te hayan alimentado bien ni te hayan cuidado como es debido-.

Harry se sonrojó mientras comía una cereza y se tumbaba en la manta, sirviéndose un poco de zumo de calabaza. Se alegró de que se hubieran puesto protector solar en este cálido y soleado día.

-Odian cualquier cosa que no sea ellos-, respondió. -Y les encanta lo normal-.

Sirius resopló. -¿Normal? Que un caballo y un toro se apareen y creen un cerdo gordo no es normal, Harry. Y fueron crueles contigo. ¿Qué tutor encierra a un niño en un armario bajo la escalera durante once años? ¿Y si hubiera habido un incendio o incluso un desastre natural? ¿Se habrían detenido y tomado el tiempo de dejarte salir?-.

-Dudley está haciendo un intento de arreglar las cosas-, dijo Harry.

Había intercambiado algunas cartas con su primo, que sí parecía estar dando un giro a su vida. Después del ataque de los dementores, había hecho grandes cambios en su vida. El trauma debía de haberle hecho darse cuenta de algunas cosas horribles sobre sí mismo y sobre cómo estaba viviendo. Se había graduado y estaba tratando de decidir qué carrera era la adecuada para él. No quería dedicarse a los negocios con su padre, eso estaba claro. Le había enviado sus sinceras disculpas a Harry y éste le había dicho que era algo del pasado y que podían seguir adelante y ver a dónde les llevaba la vida. ¿Cómo podía Dudley comportarse de forma diferente con Harry con los ejemplos que le habían dado sus padres? Él mismo era sólo un niño.

-¿Y qué hay de Petunia y Vernon? ¿Te han escrito? ¿Han dicho que están arrepentidos por el abuso que debería haberlos llevado a alguna prisión muggle?-.

Harry parpadeó. -Bueno, no. Pero no les he escrito. Tampoco tengo intención de hacerlo. No después de...-

-¿Qué?- Sirius se incorporó. -Harry...- puso una mano en el hombro de Harry. -Tienes esa mirada que pones cuando algo te preocupa mucho. Eso es todo lo que hicieron, ¿verdad? ¿Encerrarte y matarte de hambre?-, quiso saber. Tenía que saberlo. Echaba mucho de menos y siempre esperaba que su ahijado estuviera a salvo y fuera cuidado. Incluso que lo amaran. Estaba furioso por saber con qué clase de parientes se había quedado Harry.

Harry levantó la vista. -Encerrados, hambrientos y obligados a hacer trabajos para ellos dentro y alrededor de la casa. Nadie parecía darse cuenta... o a nadie le importaba-, dijo. -Nunca dejaron de decirme la carga que era. Vernon me asfixiaba a veces y Dudley me usaba como saco de boxeo. Petunia...- hizo una pausa.

Sirius levantó la barbilla para mirarlo. -Vamos, pequeño. Estás ocultando algo. Cuéntame-.

Harry suspiró. -Me abofeteaba y me amenazaba con una sartén o un rodillo... pero una vez, decidió que ya no quería la carga. Yo tenía casi once años y pasaban cosas raras, aunque no me daba cuenta de que yo las causaba cuando me enfadaba. Ella sabía lo que era y entonces, fuimos todos al patio de recreo. Me sorprendió que decidieran llevarme. Esa tarde, se fueron en coche... me dejaron en el parque con unas libras y un bocadillo. Intentaron abandonarme, Sirius. La zona que rodea a su barrio perfecto no es en realidad tan agradable. Especialmente de noche. Y no para un niño-. Contuvo las lágrimas, intentando un tono ligero pero fallando. 'La señora Figg me encontró y me llevó a su casa. Le rogué que me acogiera, pero me dijo que no podía y que estar en el hogar local para huérfanos era peor que la casa de los Dursley por las terribles condiciones que había allí. La señora Figg le dijo a mi tía que se pondría en contacto con alguien a quien no le gustaría que volviera a ocurrir. Creo que, ahora, se refería a Dumbledore. Petunia me arrastró hacia el interior y hacia el armario. Esa fue la primera y última vez que lo intentó. Vernon intentó echarme después del ataque de los dementores, pero un aullador de Dumbledore lo impidió-.

THE MENTORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora