Epílogo

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Rubén se despertó en la butaca del hospital sobresaltado.

—¿Qué te pasa amor?– pregunté al verle la cara blanca y con lágrimas en todo el rostro.

—Nada amor, solo fue una mala pesadilla.–respondió Rubén levantándose para darme un apasionado beso.

No sé que habrá soñado, pero le habrá sentado fatal.

A los pocos días salí del hospital como nuevo, ya podía hacer vida normal con mi novio, solo que escondiéndonos en el instituto.
Éramos felices, y nada ni nadie nos iba a separar.

Él, mi profesor (parte 3) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora