Capítulo 7

307 24 6
                                    

Llevaba más de media hora en el baño cuando Rubén llamó a la puerta.

—Estoy preocupado, abre porfavor.–dijo con tono de arrepentimiento.

Yo no respondí, ni siquiera me moví del sitio.

—Liam, siento haberte gritado, a mí también me afecta esta situación. No me gusta verte mal, y encima me siento culpable por todo esto.–dijo bastante apenado.

Me levanté del suelo y abrí la puerta.

—Me voy a casa.–dije con tono seco.

—Liam cariño, no te puedo dejar solo en este estado, en los momentos difíciles es cuando tenemos que estar más unidos.–dijo intentando detenerme, pero yo sin siquiera mirarle me fuí de su casa.

Justo cuando iba a entrar a casa, me llegó un mensaje que no esperaba para nada. Era mi ex Daniel, en el mensaje decía que quería hablar conmigo y disculparse por todo lo que hizo en el pasado.

Me extrañó, pero respondí al instante y le dije de quedar en la plaza de al lado de mi casa.
Recuerdo que Rubén me dijo que no me fiase más de él, pero ahora mismo me da igual lo que él me diga.

Salí del edificio y me dirigí a la plaza, me llegó otro mensaje suyo donde decía que quería un lugar más íntimo, y luego de eso me mandó una ubicación.
Me pareció raro, pero acepté la propuesta y caminé hasta la ubicación que Daniel me había mandado.

Llegué al lugar, era un callejón sin salida, no había nadie a parte de Daniel, que estaba al final del callejón apoyado en la pared.
Tragué saliva y me acerqué a él a paso lento.

—Ey... ¿ahora te llamas Laim, no?–dijo con tono burlón.

—Em, no es Laim, es Liam.–corregí molesto.

—Sí eso, bueno escúchame... te acuerdas del último día que nos vimos, ¿verdad?–preguntó acercándose a mí.

—Claro que me acuerdo.–respondí, se refería al día que Rubén le amenazó con expulsarle si no me dejaba tranquilo.

—Bien, desde entonces me han tenido puteado los del instituto, que si la orientadora todo el día mandándome a su despacho, charlas con el director sobre mi comportamiento, un parte que casi me cuesta la expulsión, y mis padres cada vez me pegan más ostias.–dijo acercándose cada vez más a mí. Yo retrocedía a cada paso que él daba.

—Lo siento, no sabía...–

—¡Claro que no sabes nada gilipollas! ¡He venido aquí a vengarme aunque me cueste caro!–gritó dejándome paralizado.

—¿Cómo que vengarte?–pregunté asustado.

—Lo vas a ver ahora mismo.–dijo con una terrorífica sonrisa en la cara.

Todo pasó como a cámara lenta, Daniel sacó del bolsillo una navaja, y yo ante la sorpresa me quedé quieto. Daniel me dió tres puñaladas en el costado izquierdo, caí al suelo y empezé a desangrarme.

—Que te jodan.–dijo antes de salir corriendo.

No podía moverme, no me salían las palabras de la boca y cada vez veía más borroso.
Solo sentía mucho dolor, quería desaparecer para no sentir esta sensación.

—¡Liam!–escuché a alguien gritar seguido de unas zancadas que se acercaban a mí.

—Rubén...–dije al ver su rostro lleno de lágrimas, justo después cerré los ojos y dejé de escuchar.

Él, mi profesor (parte 3) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora