Capítulo 23

4.9K 570 61
                                    

Lia: Caval, caval, caval.
En la mina quielo yo.
Caval, caval, caval.
No acabas nunca, no. 
Cantaba la pequeña dando pequeños saltitos.

Lia: Vamos, Lice, canta.

La pelinegra sonrió y la cargo en sus hombros para empezar de nuevo.

Lisa: Cavar, cavar, cavar.
En la mina quiero yo.
Cavar, cavar, cavar.
No acabas nunca, no.
Quien cava más, muy rico es.
Si tú al pico das al derecho y al revés.

Lia: Y al caval, y al caval.
Con afán, con afán.
Otlos mil diamantes van.

Lisa: Cavar, cavar, cavar.
Cavar del sol a sol.
Más todo puedes arruinar, si pierdes el control.

Lia: Diamantes hay un buen montón.
Y lubíes, miles, un millón.
Yaunque sin sabel pol qué lazón.

Lisa: Cavamos con ilusión.

Cantaban ambas chicas con alegría, la pelinegra había extrañado aquel hermoso canto de su pequeña hermana. Le gustaba mucho ver Blancanieves, su personaje favorito era Tontin, uno de los siete enanos. Siguieron cantando, hasta que escucharon los golpes de unos tambores, la chica bajo a su hermana y caminaron sigilosamente. Vieron a dos mujeres, la pelinegra se recargo en el árbol y la pequeña la imito.

Jennie: ¡La ventana, la ventana, la pared!... ¡Este baile me da sed y las piojosas!

Se movia de una manera extraña.

Jennie: ¡Ven acá, ven acá!... ¡Dame, voy allá, voy allá y te doy!

Ya estaba comenzando a obtener ritmo.

Jennie: ¡La ventana, la ventana, la pared, la pared!... ¡Este baile me da sed y las piojosas!

Ambas chicas que miraban la escena se contenían la risa, pues si las descubría no terminarían de ver el espectáculo.

Jennie: ¡Ven acá, ven acá!... ¡Dame, voy allá, voy allá y te doy!

La castaña movía las caderas de una forma sexy. La pelinegra tuvo que taparse la entre pierna, aquel movimiento no estaba ayudando.

Jennie: Sacudelo, sacudelo.

Se acerco hasta la abuela.

Jennie: ¡Quiero verte menear aqui y allá!... ¡Tú trasero agitar, aqui y allá, baja ya!

Movía muy bien las caderas.

Jennie: ¡Sacudelo, sacudelo!

La pequeño no aguanto más y comenzó a carcajearse.

Lia: ¿Que están haciendo?

Aún seguía en la misma posición, la castaña se giro rápidamente y sus mejillas empezaron a tomar un color rojizo.

Jennie: ¿Q-que? Tú abuela.

La abuela apago aquel radio.

Jennie: Tú abuela quería que cantara desde el fondo de mi corazón.

La castaña estaba un poco agitada, miro a la pequeña y sonrio. Esta se limpio unas cuantas lagrimas.

La Propuesta | JenLisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora