22. Otro golpe a la confianza.

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Era su respiración contra el cuello de Chaeyoung, era su voz rasgada susurrando en el oído de la chica y eran esas delicadas manos que palpaban sutilmente la piel tatuada de la coreana. Mina se sentía mareada, como si toda una nebulosa estuviese dado vueltas en su cabeza, Chaeyoung sacaba cosas de ella que no creía fuesen parte de su temperamento. De igual forma la pelinegra estaba enloqueciendo a Chaeng y esta intentaba resistirse, pero el hecho de ser una adicta implicaba no tener el control suficiente. Eso valía para rendirse ante lo imponente y sensual que estaba siendo la japonesa.

El ambiente estaba climatizado y no obstante la tenue iluminación creaba un aura pasional que sólo los colores oscuros empleados en cada cuadro se convertían en la guinda del pastel. ¿Erótico?, quizás. Teniendo en cuenta que en varios lienzos la imagen de Mina mostraba su desnudes y vulnerabilidad, era el mejor momento para dejarse llevar.

Mina tenía deseo de poseer el cuerpo de Chaeyoung, durante dos años había fantaseado más de mil veces con sentir las manos de la rubia sosteniéndole con fuerza entre las sábanas mientras le penetraba salvajemente. Ahora le tenía en frente, acorralada contra la pared como toda una presa. Esta sería la primera vez que una marioneta controlara a su titiritera, porque aunque Chaeyoung tuviese todas las cuerdas de su corazón, sólo Mina sabía cómo moverlas a su favor.

Los labios de la japonesa recorrieron el cuello de la chica, luego besaron justo sobre ese peculiar y pintoresco lunar en la comisura de los labios de Chaeyoung. Con sus manos recorrió la tatuada piel en los brazos de esta y sin vergüenza alguna las adentró en su marcado y terso abdomen. Pudo sentir como la piel de Chaeyoung se erizó al sentir el frío tacto, la japonesa sonrió en sus labios para luego besarlos pasionalmente mientras sus manos se encontraban bajando la cremallera de los pantalones de la rubia.

—Es-espera Mina...— le detuvo tomándole por las muñecas, la expresión de la japonesa fue confusa, ¿Acaso Chaeyoung no quería estar con ella?, pensó Mina contrariada —Yo... yo tengo algo más que mostrarte— mencionó con una sutil e inocente voz.

—¿Es un pretexto para evadirme?— se cruzó de brazos la actriz frunciendo el ceño.

—No, no... no es eso, juro que no lo es— de inmediato Chaeyoung tomó sus manos —Ven conmigo... quiero mostrarte más de mi— la sonrisa de Mina fue inevitable.

Con un gesto gentil asintió dejándose guiar nuevamente. Una vez más, la rubia le estaba demostrando que las palabras de Somi sólo habían servido para engañarle y ella no podía dejar de culparse por ello. Luego de unos minutos entre risas y juguetoneos por los pasillos del enorme edificio, ambas llegaron a la oficina de Chaeyoung. El rostro de la actriz se vio confuso, pero fue en ese instante donde Chaeyoung soltó su mano y se dirigió hacia la puerta de cristal, que se percató de lo que significaba.

Mina le observó curiosa, la puerta se abrió y Chaeyoung extendió su mano para que la japonesa la tomara. La chica sonriente se acercó a ella y ambas atravesaron el umbral de la puerta. Los ojos de Mina se enfocaron en miles y millones de detalles.

El lugar era amplio, tenía lienzos y cuadros por doquier, varios estantes con estatuillas, cómics, figuras hechas a mano seguramente por la misma Chaeyoung, varios objetos antiguos, pósteres, frases en las paredes, dibujos abstractos, muchos utensilios y materiales para pintar y tallar. Sorprendentemente también en una esquina había una cama personal, la cual pensó, sería el lugar donde Chaeyoung dormía cuando se quedaba trabajando hasta tarde. Luego sus ojos se posaron sobre varias fotos suyas en las paredes y al girar su rostro, un enorme e intimidante lienzo descansaba sobre el caballete.

El ceño de la chica se arrugó, dió varios pasos hasta quedar frente a la obra. Parecía ser ella en un hermoso jardín mientras las aves retozaban con sus cabellos, portaba un vestido blanco platino con varias perlas, como el de toda una princesa. Tenía en su rostro un amplia sonrisa mientras observaba hacia el frente, donde había una bestia arrodillada ante ella, esta mostraba sus colmillos al esbozar una boba sonrisa mientras en su mano extendía una rosa para la chica.

Utopía- [Michaeng] «G!P»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora