30. Pacotilla Navideña

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—¿Cuán alto puede volar alguien con alas rotas?— la pregunta había sido hecha con total seriedad, con la mirada fija mientras se dejaba acariciar lentamente por las manos de Chaeyoung, quien de inmediato arrugró su ceño mostrando confusión.

—¿A qué se debe esa pregunta?— interrogó confusa, sin dejar de acariciar los oscuros cabellos de su novia.

—Chaeng... desde que desperté no dejo de hacerme mil preguntas. Porque mi último recuerdo de lo sucedido, es ver a Tzuyu apuntandome con su revolver y luego un sonido ensordecedor— respondió la japonesa —¿Cuán alto puede volar alguien con alas rotas?... ¿Cuán lejos puede llegar alguien con el corazón roto?— dejó salir algunas de sus tantas interrogantes, pues ella jamás sería capaz de entender la sed de venganza —¿Qué sucedió con Tzuyu, Chaeyoung?, prometiste contarme— agregó.

La menor suspiró y se giró en su asiento al lado de su novia, adoptando así una posición más recta. Se quedó en silencio algunos segundos mientras Mina esperaba ansiosa la respuesta. Luego dejó escapar una pequeña risa nasal, la cual confundió más a la japonesa.

—Ella está bien— respondió — Cuando entramos en el lugar, uno de los oficiales la neutralizó, pero al parecer su revólver se disparó y por eso la bala solo te rozó el costado. Ahora está en prisión esperando a ser juzgada por sus crímenes. No quiero ni pensar qué hubiese sucedido si... si no hubiéramos llegado— narró con aflicción en sus moribundos ojos. Ya no existe una vida sin Mina y con Chaeyoung o sin Chaeyoung y con Mina, la vida para que fuese vida, debían estar ambas juntas.

—¿Cómo... cómo supiste que estaba ahí?— interrogó nuevamente.

—Fue gracias a Jinyoung— respondió —Él logró notar movimientos raros e intentó advertirte, pero tu no le escuchaste. Cuando todo sucedió vió como te llevaban e informó a la policía dando la placa del vehículo. Luego Momo me llamó y salimos de inmediato en tu búsqueda. Para ser una gran detective... Tzuyu deja muchas huellas— sonrió de costado tomando la mano de Mina.

—Chaeyoung... ¿Por qué nunca llegaste?, ¿por qué no estabas ahí?— y esa era la mayor de las incógnitas que torturaba a la actriz. A pesar de agradecer estar viva y no tener que preocuparse por lo demás. Mina no podía borrar esa pregunta de su cabeza... ¿Por qué Chaeyoung nunca estaba cuando más le necesitaba?.

—Mina, yo...— suspiró —estaba en el entierro de Somi— los ojos de la japonesa se abrieron abruptamente.

—¿Jeon... Jeon murió?— preguntó y Chaeyoung asintió.

—Fue una pelea carcelaria, o eso dicen ellos. Estoy segura que bajo sus órdenes aquellas mujeres la mataron. Mina... yo estuve en ese lugar y ví, ví las cosas horrendas que les hacen. La última vez que hablé con Somi, ella estaba arrepentida y... no le negué el perdón. Siempre he creído en ese ideal, todos tenemos derecho a ser perdonados. Se equivocó mucho y también causó enormes daños, pero no merecía morir de esa forma.

—Hay quienes hicieron cosas perores y aún siguen con vida. Somi era una víbora, pero creo que jamás mataría a alguien. Ella sólo era una oportunista pero Tzuyu... Chaeyoung yo jamás perdonaré a Tzuyu por esto— señaló los alrededores con sus manos.

—Tranquila, amor. Recuerda que no puedes disgustarte. Con Tzuyu tendrás la oportunidad de hablar más adelante y ahí sentirás lo mismo que sentí cuando Somi pidió perdón. No vale la pena guardarle rencor a nadie. Mina... para estar en paz, hay que saber perdonar— aconsejó la menor brindándole una pequeña pero cálida y tierna sonrisa —Fuiste tu quien me enseñó hacerlo— agregó.

—Ahora la única paz que deseo es la que siento cuando estás a mi lado, Chaeng. Deseo estar contigo y salir de aquí lo antes posible. Hay tantas cosas que quiero hacer...

Utopía- [Michaeng] «G!P»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora