ℭapítulo 3²

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Tal y como pensó en joven Lupin.

La comida paso entre conversaciones discretas, Sirius gruñendo cual perro a esos que enviaban miradas, que pretenden ser disimuladas hacia los padres de su amigo seguramente para buscar la manera de enlazar apellidos.   

Preocupación, simple y pura preocupación inunda la mirada de Remus desde que la comida apareció, pues James solo había comido lo que le sirvió Euphemia alegando que no tenía mucho apetito y Sirius lo respaldo confirmando que tampoco se hallaba tan hambriento. El joven lobo entendía la posición de su amigo no todos los días te enteras que seras padre y que no podrás estar para la vida de esa pequeña luz por que falleciste, pero por sobre eso Lupin sabía que lo que estaban leyendo era un historia que con la guía correcta podía ser cambiada.

Por otro lado en la mesa de verde y plata. Una pequeña niña de nombre Nymphadora era mimada por sus tías, Ted Tonks fue arrastrado por su eufórica esposa hasta el grupo para presentarlo con formalidad ante los familiares jóvenes y futuros amigos.

--Bien, continuaré con el capítulo si ya todos están listos. --habló la profesora McGonagall tomando el libro. En silencio todos aceptaron que la mujer siguiera con la famosa historia. 


Tres años, plegarias y la rara estación².

...

01 de septiembre llegó y Cordelia no podía contener la emoción.

Tristeza y anhelo, pintaban las facciones del azabache miope. Su cervatillo comenzaria una gran aventura y con suerte formará amistades únicas.

La pelirroja Evans no se encontraba tan lejos en cuanto a emociones, al comenzar el festín pregunto no muy genuinamente interesada el por qué la etiqueta y costumbres era tan importante. La vergüenza llegó como una cachetada formada por duras palabras dichas por nadie más que Augusta Longbottom.

--Te casaras con un heredero y aun no conoces nuestras costumbres niña. --la mirada estoica de la mujer reflejaba pura y transparente desaprobación. --Pobre Euphemia tiene mucho que arreglar y alistar. --filosas palabras que se grabaron en a mente de la joven bruja.        

Se bañó, lavó su cara y se empezó a alistarse.

Aquella mañana tía Petunia se haría cargo del desayuno mientras Cordelia se preparaba para su viaje.

El conjunto de hoy era una blusa de mangas largas color blanco muy sencilla con el cuello de encaje, la falda era de color verde botella que le llegaba seis dedos por debajo de las rodillas y marcaba su apenas visible cintura con un cinturón de la misma tela y una hebilla circular de plata.

Los zapatos eran unos bajo con apenas un ligero tacón para darle una mejor postura.

Cordelia recogió su cabello en trenza que enroscó hacia atrás y sujeto con varios pasadores. Dejo unos mechones que enmarquen sus mejillas (las cuales pellizcó un poco para dar el efecto de sonrojo)

Minerva antes de continuar miro dudosa el pequeño punto brillante entre el párrafo que acababa de leer y el siguiente, según entendió debía tocarlo y buscando no enfadar a quien mandó el libro lo toco con la punta de su varita.

Pasmados se quedaron cuando cerca de la grandes puertas apareció otro cuadro donde se reflejaba una Cordelia de once años vestida y peinada con la descripción del libro. 

La respiración de la futura abuela se agito por el llanto contenido, otra vez notando el indudable parecido con su linda nieta, pensando visitar a la amable muggle que cuido con notable responsabilidad. Augusta asintió conforme y convencida pensó en hablar con Flemont y Euphemia más tarde. Molly estuvo cerca de opinar sobre lo anticuada que se veía la niña pero se abstuvo.

Leyendo "Una perfecta señorita"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora