No soy defectuoso

Juntos para siempre

6 meses después

El calor era insoportable pero no por eso no impedía que los transeúntes frecuentaran cierta cadena de cafeterías/restaurantes.  En Royal Omega la atención al cliente era la marca distintiva, además de sus alabados cafés y comidas, ese pequeño detalle marcaba una gran diferencia pues las personas que llegaban constantemente se sentían relajados y olvidaban un poco su ajetreada agenda para disfrutar un momento de paz. 

Sin embargo había algo más y es que muchas personas tras conocer al dueño de tan hermoso lugar empezaron a ir más seguido, ¿por? Fácil, era un Omega y uno muy atractivo. Cabello negro y figura esbelta pero marcada, ojos azules como el cielo o el mar y sobre todo con un olor a flor de de Cerezo que cautiva el lugar desde que aparecía. Lastimosamente era un Omega marcado y no solo por un Alfa sino dos, por eso los Alfas que van por él se conforman con verlo desde la lejanía. Claro que esto ha traído un pequeño problema para ese Omega. 

–¿Por qué no entienden que eres un Omega marcado?– Dijo Hanma con un puchero en sus labios 

Takemichi no pudo evitar reír por lo infantil que se comportaba su Alfa en ocasiones 

–¡Micchi! No te rías, esto es algo serio– Dijo el de tatuajes afirmando su descontento –Hasta Kisaki cree que deberíamos irnos a Taiwán, casarnos y darles a Daiki y Hana otro hermanito 

Con un poco de impresión por las palabras de su esposo el ojiazul volteo a ver al de lentes solo para encontrar que este afirmaba lo dicho por el de tatuajes. ¿Ni siquiera iba a tratar de negarlo?

–Nosotros... Lo hemos estado pensando y bueno... Los niños ya están algo grandes. Nuestros negocios van más que bien, así que pensamos que ya era el momento– Como si fuera algún efecto de cámara lenta Kisaki se hincó frente al pelinegro para después sacar una cajita de terciopelo azul cerúleo de su saco –Hanagaki Takemichi, eres la persona más fuerte, valiente, bondadosa y el Omega más maravilloso que he conocido. Sé que no somos los mejores Alfas– El de lentes volteó a ver a Hanma y como si fuera una señal el de tatuajes se puso a su lado también y de igual manera que Kisaki, se inclinó frente al ojiazul –Aún así te pedimos nos otorgues la oportunidad de poder estar contigo en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza. Hasta que la muerte nos separe 

Poco a poco las lágrimas fuero descendiendo de los ojos del Hanagaki pero, después de unos segundos donde la impresión había dominado su cuerpo, corrió a los brazos de sus Alfas confirmando la felicidad de ese acto –Creí que jamás lo dirían 

Las preparaciones y el tiempo se fue como agua entre los dedos, daban gracias que Hina y Emma los habían ayudo. Los invitados eran pocos, solo sus amigos más cercanos, la poca familia que tenían y algunos socios en sus trabajos. La Boda se realizaría en una de las playas del lugar, no querían que por nada del mundo la ToMan se le ocurriera arruinar su Boda así que era mejor hacerla en Taiwán, les recordaba mucho a el tiempo que estuvieron en Filipinas. Para sus hijos tal vez había sido un lazo que habían formado desde el vientre del ojiazul pues no se mostraban atemorizados por la extensa cantidad de agua.  

–¿Listo?– Preguntó la señora Hanagaki. Levaba un vestido azul marino con detalles en dorado. Su cabello negro caía en forma de cascada por su espalda y una sutil sombra negra en sus parpados resaltaba sus ojos grises

–Eso creo– Dijo Takemichi con una sonrisa nerviosa. llevaba un traje completamente blanco con una corona de flores que adornaban su cabello, sus parpados tenían pequeños destellos dorados gracias a una sombra no muy cargada

–Todo estará bien. Es tu día, así que sal de una vez y no hagas esperar más a tus Alfas

El recorrido hacia el altar fue tranquilo, habían adornado el lugar con una especie de techado de palma adornado con flores y telas blancas, la vista del agua azul cristalina daba el toque y los rayos naranjas por el atardecer hacían un ambiente cálido.