𝔏𝔘𝔙 | Los recuerdos son sagrados para alguien que no tiene a qué aferrarse, pero... ¿Qué pasa cuando también los pierdes?
Durante seis años lo unico que Laís recordaba era tener un nombre. No sabía de donde venía, quien se lo puso o si para algui...
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Laís's Perspective
A cada minuto que pasaba podía sentir este escenario mucho más familiar y raramente extraño a la vez. La conversación estaba fuera de mi entendimiento, de la misma forma que las acusaciones que recaían sobre Reginald.
Yo conocía a mi papá, lo había hecho durante seis años. Sabía que podía ser un amargado y una pesadilla andante, pero no era mala persona.
O tal vez yo no lo conocía en absoluto.
—¿Qué hiciste con nuestros recuerdos? —un tipo vestido totalmente de negro se acercó a él.
Cruzamos miradas por unos segundos. Él estaba inmóvil pero era claro para mí que una aflicción se había apoderado de sus ojos. No era reciente, pero ahora mismo parecía estar en un punto de quiebre.
—Están especulando sobre algo que hizo una versión de mi totalmente diferente. Dicho eso, si, los borré.
Mi mente se salió de órbita. —¿De qué hablas? —pregunté— ¿Borraste qué?
Papá se levantó de su lugar y se acercó a mi con cautela, incluso diría que con miedo.
—Fue por eso que te pedí que no bajaras —en cada palabra susurraba más—, estas personas son lunáticos... no tienen idea de las cosas que dicen. Ahora vuelve arriba.
Lo último fue una orden, pero antes de que pudiera rechistar u obedecer, la voz de Abigail se hizo presente.
—Oh, querido... —se acercó a papá y tomó su mano— Ya no podemos hacer esto.
—Basta. —por primera vez en seis años, ví a papá llevarle la contra a Abigail, pero no entendía por qué.
Ella se acercó a mi y yo nunca había estado tan confundida. Detrás de nosotros los extraños permanecían en silencio y me miraban ansiosos, como si esperaran algo de mi que nunca llegaba..., como cuando se paraban de espaldas a esperar en el ascensor...
“Yo engañaré a la muerte por tí”
Mi propia voz resonó en mi cabeza a la vez que un escalofrío se disipó por mi cuerpo. Las dudas y el miedo me invadieron, se sentía como si en mi cabeza se estuvieran alojando recuerdos ajenos a mi.
—¿Puedes manipular los recuerdos de las personas? —pregunté.
Papá respondió:— Todo es posible con la mente humana.
