¿Por qué...?
¿Por qué solo a mí?
¿Esto está realmente bien?
Todos alguna vez hemos tenido que hablar sobre nuestra familia, mayormente aquellos relatos eran momentos felices y llenos de amor, otros han dicho cosas que terminan con muchas visitas al psicólogo y con sus progenitores en prisión.
Si Rin hablara sobre su vida familiar lo más probable es que suceda lo último, pero el nunca haría eso, han sido mucho los años en los que vivió de aquella forma convenciendo a su mente que todos esos malos tratos eran amor.
El chico se había creado una enorme vida de mentira para ocultar los abusos que vivía día a día por alguna razón desconocida para él, todo con tal de no perderlos, creyendo firmemente que si aguantaba lograría volver a recibir del cariño que alguna vez recibió de su parte.
—¡Rin! ¿ya te peleaste otra vez? – su azulada mirada cayó sobre el peli lila frente a él, quien lo miraba con una sonrisa ladeada, ya acostumbrado a ver a su amigo medio golpeado – Si disfrutas tanto de las peleas deberías unirte a mi división, ¿qué dices? Seríamos imparables.
—Agradezco la oferta, pero creo que tendré que rechazarla – se disculpó rascando su nuca, avergonzado – Lo lamento...
Acostumbrado a recibir siempre esa respuesta, el pandillero simplemente negó con la cabeza para ir hacia el chico y pasar uno de sus brazos por sus hombros, atrayéndolo hacia él y comenzando a caminar hacia su salón.
—Me rompes el corazón – se quejó mirándolo con un puchero – ¿Por qué siempre te haces de rogar? Yo mismo te haría el uniforme a la medida, estoy seguro de que te verías divino en él.
—Ya sabes que eso no es lo mío, pero siempre te puedo ayudar cuando necesites una mano.
—Bueno, algo es algo – dijo sacando el brazo de los hombros del Okumura, un poco cansado por el esfuerzo que era mantener esa posición al caminar teniendo en cuenta la diferencia de altura entre ambos.
Por suerte para el azabache la conversación terminó ahí para poder sentarse cada uno en sus asientos, los cuales estaban uno frente al otro en los últimos asientos junto a la ventana. La clase dio comienzo unos minutos después, cuando el maestro de matemáticas entró en el aula. Al ser el mejor de la clase y estar en el último asiento se permitió perderse en su mente dejando su vista puesta en la ventana, recordando lo sucedido la noche anterior.
***
—¡Lo lamento! – gritó aguantando las lágrimas.
Su cuerpo estaba en el suelo, en posición fetal con las manos cubriéndole la cabeza, suplicando perdón.
》Por favor... me portaré bien... lo prometo...《
Con mucho esfuerzo aguantó el quejido que se le iba a salir al sentir nuevamente una patada en el estómago.
—Como si un monstruo como tú fuera capaz de cumplir una promesa.
Por suerte, tras recibir otro correazo lo arrastraron hacia su "habitación" dejándolo en la completa oscuridad, no fue hasta que vio por las rendijas de aquel mueble apagarse la luz que se permitió llorar del dolor.
¿Por qué me odian tanto...?
Soy vuestro hijo...
***
Tuvo que sacudir un poco la cabeza para alejar el recuerdo de su noche anterior, no podía llorar en medio de una clase.
Tan solo por haber roto por casualidad un plato mientras limpiaba la cocina acabó siendo diciplinado por sus padres, aunque eso ya era bastante común, Rin nunca se lograba acostumbrar a ese rechazo e insultos.
Cubrir todas esas heridas y moretones con maquillaje era demasiado caro y complicado, por lo que terminó convirtiéndose ante los demás en un chico que le gustaba pelear contra bravucones, aunque antes también estaba en un club de pelea para ganar dinero al mismo tiempo que mantenía el maltrato de su vida oculto.
Aun duele mucho...
『 ¿Y qué esperabas? Recibiste una paliza ayer, mejor ríndete de una vez y denúncialos 』
No... no quiero que les hagan algo...
Él solo deseaba amor de sus padres como lo hacían sus compañeros, ¿acaso era pedir demasiado?
—Riiiin – parpadeó un poco notando a su amigo parado a su lado, mirándolo preocupado – ¿Seguro que estás bien? Te estuve llamando desde hace rato...
—Perdón... no dormí bien anoche, no tienes porqué preocuparte, una siesta y estaré como nuevo.
Ambos terminaron de recoger sus cosas y, siguiendo al Mitsuya acabaron sentados bajo la sombra de un árbol en el patio trasero de la preparatoria.
—Ven, apoya tu cabeza aquí – dijo palmeando sus piernas.
Entendiendo de inmediato la intención del chico se limitó a seguir su orden, terminando por quedar recostado en el pasto, con las piernas de Takashi como su almohada.
—Solo será por unos minutos...
Casi al instante sus ojos terminaron por cerrarse por completo, sintiendo cómo el peli lila le acariciaba la cabeza antes de caer al mundo de los sueños.
Desde hace unos años no lograba dormir lo suficientemente bien por haber comenzado a dormir dentro de un ropero.
¿Por qué nunca me cuentas tus problemas...? Somos amigos...
Se había vuelto amigo del Okumura tras conocerse el primer día de clases, donde en poco tiempo se convirtieron en mejores amigos, aunque, Mitsuya ya lo había visto años atrás en un parque, pero al parecer él no lo recordaba.
Me gustaría que tuviera la suficiente confianza en mí para permitirme ser su apoyo...
¿Qué será lo que te tiene tan mal?
Pese a saber que Mitsuya era un gran amigo y alguien confiable, Rin se negaba completamente a molestarlo con cualquier cosa que le sucediera, él no deseaba causarle problemas al chico con la vida complicada que ya Takashi tenía.
Rin odiaba tener que ser una molestia para todas las personas que conocía.
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➢ Espero les gusten los cambios.
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𝕾𝖆𝖛𝖊 𝖒𝖊 | Tokyo Revengers
Фанфик𝕾𝖆𝖛𝖊 𝖒𝖊 | Los niños son como el cemento húmedo, todo lo que los toca deja una huella. (Haim G. Ginott) Es una lástima que la huella que le han dejado a Rin no sea una que lo llene de alegría, pero aún así no será capaz de opacar su sonrisa... ...