—¿Tú eres Jeon Wonwoo? –Wonwoo levantó su vista a un hombre mayor. Lo miró con seriedad. Nadie en su vida se ha atrevido a llamarle por su nombre.– ¿Eres el mafioso?
—Mafioso solo es una palabra muy fuerte a lo que yo hago. Solo soy un vendedor de droga. –Wonwoo lo miró de arriba hacia abajo inspeccionando. Era un hombre con un buen traje.– ¿Y tú eres? Todos aquí saben que deben dirigirse a mí como Amo Jeon. –dijo con arrogancia. El hombre comenzó a reírse.– No encuentro la risa en esto.
—Soy el presidente Choi.
—¿Presidente? –Wonwoo dedujo con quien estaba hablando.– Lamento informarte que no trabajo para nadie con un puesto importante. –se levantó de su asiento dispuesto a irse.
—Te pagaré millones de wones si haces algo por mí. –Wonwoo lo encaró con una sonrisa en el rostro.– ¿Estás interesado en mi propuesta?
—No, realmente no. Sé que eres capaz de pagar más que eso por mi trabajo. Quiero dólares. –el Presidente Choi se negó de inmediato en cuanto escuchó su propuesta.– Que mal... Sería lamentable que la visita del Presidente Choi sea parte de la prensa. –Wonwoo giró la vista a unas personas que parecían tener cámaras.
—Está bien, te daré lo que quieres. –aceptó de inmediato.– Escuché que tienes cualquier tipo de droga. –Wonwoo se interesó por sus palabras, no sabía que era tan popular en el área de los negocios legales.– Mi hermano me pidió un enorme favor, encontrar una droga para dormir a mujeres. –se cruzó de brazos.– Quiero saber que tienes.
—Tengo lo que buscas. Antes de dartelo, ¿se puede saber para que es su uso?
—Te pagaré, conformate con saber eso. –Wonwoo le pidió que le siguiera.
Fue a una bodega teniendo al hombre detrás de él. Caminaron varios metros para llegar a ese lugar. Wonwoo le pidió que esperara mientras que ordenaba a uno de sus sirvientes que le trajera un frasco con algo. Al momento de que llegó le mostró lo que tenía al Presidente.
—Es una droga muy fuerte. Solo unas gotas y cualquier persona que la tome podría desmayarse. –Wonwoo soltó una risa.– Aclaro, si se bebe más de la cantidad recomendada la persona podría morir en cuestión de minutos. Muchos hospitales clandestinos la usan para drogar a sus pacientes, e incluso los hospitales psiquiátricos. Es difícil de conseguir, por eso su valor en el mercado es incluso alto para pequeñas cantidades, sin incluir que es completamente ilegal. ¿Está seguro invertir en algo así?
—Por supuesto.
—Bien, usted dígame. ¿Qué cantidad ocupa?
Jihoon veía el frasco en sus manos, estaba inseguro de hacerlo, pero no tenía otra opción. Tenía dos tazas frente a él, abrió el frasco sacando el gotero, tomando algunas gotas para echar el contenido en una de las tazas. Revolvió para que el sabor no se concentre y dejó la taza lejos de él esperando el momento.
Una de sus alumnas llegó a los pocos minutos. Comenzaron a tener una plática amena en la que ambos bebían de sus tazas. Tan pronto ella comenzó a sentirse mal, llevó a la mujer a su auto ofreciéndole llevar a su casa. Lo que prometió no lo cumplió, pues la llevó a otra parte, a la habitación del director de la escuela en la que trabajaba.
—Buen trabajo, Jihoon. Con esto, tu posición de profesor se queda como esta. –Jihoon evitaba el contacto a toda costa. El director se acercó para tomarlo de los hombros y tratar de hacerlo sentir bien.– Escúchame bien, sigue haciendo esto y podría incluso recomendarte a escuela más prestigiosas. –Jihoon apretó los puños con impotencia.– Eres un buen muchacho.
Jihoon salió de ahí. La mujer que había sido llevada a ese lugar era la número veintiuno. Jihoon estaba harto de lo que estaba haciendo, quería redimirse, buscar otras alternativas para salir libre de aquello.
Poco tiempo después fue llamado por la policía por el caso de secuestro y violación a menores de edad. Jihoon confesó todo lo que tenía que decir, declaró que el director había planeado todo, que estaba bajo amenaza, que él se negaba a hacerlo pero lo hizo por su bien. La policía lo dejó libre, pero pronto tendrían una junta de nuevo con él para ir a juicio y que un juez dictara su sentencia.
Se enteró de que el caso había sido borrado por la policía, no comprendía porqué pero no fue llevado a la cárcel. El director habló con él en su oficina, estaba decepcionado de lo que había hecho.
—Jihoon, hiciste lo que debiste hacer, y eso estoy orgulloso. Sin embargo, incumpliste tu palabra conmigo. –Jihoon se mantuvo en silencio, como siempre, con la vista clavada en el suelo.– Si piensas que voy a despedirte, no lo haré. El caso ha sido borrado por la policía, no tiene caso seguir con lo tuyo, puedes continuar trabajando, solo sí sigues haciendo lo que te digo.
—Pero, director...
—Pero nada, Jihoon. Puedes irte.
Seungcheol veía con atención los papeles que tenía en la mesa. Su padre estaba frente a él esperando que firmara la solicitud que había llegado. Era algo que Seungcheol no comprendía.
—Esta mercancía no fue solicitada, padre. No entiendo porque la quieres meter como reporte, no puedo firmar.
—Tienes que hacerlo, es algo que se necesita. –Seungcheol estaba desconfiado, pero su padre le estaba pidiendo algo. Lo que era demasiado inusual de su parte.– Vamos, eres mi hijo, ¿desobedeces a tu padre? –No tuvo otro remedio que firmar su petición.
La policía, tiempo después, llegó a su oficina con una ficha de cateo en los almacenes. Seungcheol pidió explicaciones a lo que estaba ocurriendo.
—Detectaron una fuerte carga de droga ilegal. Queremos levantar las sospechas, algo de rutina. –Seungcheol fue averiguar de qué se trataba, dándose cuenta que la carga que su padre había encargado era la droga que la policía estaba buscando.– No queda otro remedio más que clausurar esto, ¿no cree?
—Espere, podemos llegar a otros arreglos.
—¿Enserio? ¿Cómo cual?
El Señor Y estaba frente a Jun y a Vernon que sostenían los papeles sobre la mesa. Ellos leían los informes que tenían en las manos pero no entendían para que los necesitaban. En ellos, estaba la información de cada uno de los jugadores.
—¿Aún no comprenden la relación con esto? –Solo lo vieron esperando una respuesta.– El padre de Seungcheol fue con el mayor exportador de droga de Corea, Jeon Wonwoo, para solicitar un tipo de droga que hace que las personas que lo ingieren terminen desmayándose. Todo esto a petición de su hermano menor, el director de la academia dónde Jihoon trabaja. Jihoon, por su parte, cometía el error de secuestrar a cada una de sus alumnas para que el director las violara. Seungcheol tuvo que firmar los papeles necesarios para transportar la droga a su negocio, convencer a la policía de borrar las evidencias de ambos casos, y así la empresa se quedaba limpia de cualquier culpa, e incluso el nombre de su tío.
—¿Todo esto lo investigó en meses? –preguntó Jun cruzado de brazos.– A lo que sé, es que Jeonghan abordó la investigación con su periodismo, pero poco después fue borrado.
—¿Es difícil adivinar quién fue el responsable de eso?
—¿Por eso tu objetivo principal es Seungcheol? –preguntó Vernon.– Podrías mejor matarlo, pero decides jugar un estúpido juego. No comprendo.
—No es solo un juego, Vernon, es buscar que ellos paguen por sus errores, con el sufrimiento, la desesperación y la muerte. –comentó el Señor Y que dejó de pasearse por la habitación y sentarse frente a ellos.– Todo esto es por lo que la gente no confia en la policía de Seúl. Si yo no busco justicia, ¿entonces quién lo hará? La gente solo deja pasar las cosas como si nada. Así de simple.
—¿Y cuál es tu relación con ello? –comentó Jun. Sabía que algo más había, y necesitaba saber que era. Miró fijamente al hombre.
—Verás Jun...
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Mafia Game - SEVENTEEN
Mistero / ThrillerUn juego inofensivo a veces puede llegar a tu muerte.