AMOR A TIEMPO (Larry Stylinson)

⑧

—Tengo que advertirte, no esta muy contento porque aun ve borroso. Se que tu eres solo amor y paciencia pura pero el es  furia y sarcasmo, lo cual ya sabes. Te cuidado, ¿sí? —advirtió Niall con la mitad de su bata manchada con algo que parecía yogurt de galleta.

Al entrar a la habitación el señor Louis se encontraba sentado sobre su cama, con la mirada perdida en el cuadro decorativo colgado en la pared frente a él.

—¿Qué tal va su vista Louis? ¿Sigue muy borrosa o mejora gradualmente? —preguntó el enfermero dejando una bandeja con un sándwich y agua de Jamaica, en la mesita junto a la cama.

—No te incumbe.

Harry contuvo la risa con su mano, aun viendo solo la espalda y el cabello alborotado del señor. Era de alguna forma gracioso todo el odio del señor Louis hacia la existencia y todo lo que esta conlleva. 

—Horan es un idiota, no lo tolero —gruño el señor girando su rostro para mirar a su enfermero y nuevo no-amigo.

Un suspiro dejo los labios de Harry cuando por fin miro su rostro completo.

Tenía líneas de expresión a los lados de sus ojos, quizá de joven fue muy alegre y su sonrisa viajaba hasta ellos cada vez que esta parecía. Pero sobre todo lo que cautivo la atención de Harry y le robo un dichoso suspiro fueron esas lagunas profundas e iluminadas, rodeadas por largas pestañas caídas. El azul de esa mirada le decía hola por primera vez y el enfermero solo pudo pensar en que si el señor Louis era así de apuesto con sus 81 años encima, de seguro había sido precioso siendo mucho más joven.

Lo que sacó a el joven de su trance, fue el estruendoso sonido de la bandeja de comida cayendo y el frio que le dejo el agua de jamaica en el momento en que empapo la camisa de su filipina blanca.

—¡¿Qué demonios esta pasando?!— grito el señor frente a Harry aun con el vaso en una temblorosa mano.

—¿Por qué hizo eso? Mi filipina ahora es rosa —exclamo el enfermero casi al mismo tiempo.

—Quería ver si eras real, definitivamente lo eres — respondió consternado, se puso de pie y caminó lejos del joven para después volver a acercarse despacio —¿Es que ya he muerto? ¿Fue negligencia del idiota de Horan? —pregunto muy asustado el señor.

—Señor Louis, me esta asuntado muchísimo. Esta usted vivo, obviamente. ¿Se siente mal? —Harry se acerco para tomarle la mano y guiarlo hasta el sillón más cercano.

Una vez Louis se sentó, Harry se acuclillo frente a él para intentar examinar sus pupilas con ayuda de su lamparita. Pero Louis lo detuvo y comenzó a observarlo con una expresión entre el asombro y la admiración.

—Harry ¿Qué haces aquí? ¿Es que el dolor al fin me ha vuelto loco? —susurró con lágrimas en los ojos, ambas manos suavecitas y temblorosas se posaron en cada mejilla del enfermero.

Styles estaba pasmado, no entendía absolutamente nada. Pero la actitud del señor Louis le hacía tener muchísimas ganas de llorar. Además, estaba seguro de haberse presentado solo con su apellido como era usual, y no era muy probable que alguien más le dijera su nombre porque el señor no se permitía interactuar con nadie más que su enfermero con aroma a caramelos.

—Ya no me dejes, Harry. —susurro peinándole el cabello hacia atrás. —Tu me prometiste que si te ibas primero regresarías por mí. ¿Viniste a cumplir tu promesa? ¿Ya nos iremos juntos?

El muchacho intento sonreír, con las lágrimas agolpándose en la comisura de sus ojos. Harry tenía miedo a contradecirlo, ¿Qué tal si tenía una crisis mayor a la que ya estaba pasando? Eso suele ocurrir cuando las personas mayores pierden a alguien muy cercano, aunque nuca había sido tan intenso como lo era ahora.

—Venga, vamos a la cama Louis. Se sentirá mucho mejor después de una siesta —intento sonar tranquilizador y luego encaminar al señor de nuevo a su cama, donde lo arropó, se quedo sentado junto a él.

—Me quedare a su lado, duerma tranquilo. No le voy a dejar —y aunque no era lo mas apropiado Harry se inclinó un poco más en la cama para besarle la frente y poder acariciarle el cabello al hombre mayor hasta que este se quedara dormido.

—Hueles exactamente igual que el día en que te conocí, hueles a vida y felicidad —susurro Louis entre sueños antes de suspirar y quedarse profundamente dormido.