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Al salir de la casa de retiro Harry sintió la brisa fresca golpear su rostro, y le dio escalofríos por la aun húmeda camisa de su filipina, ahora de un precioso rosa pastel. Se descolgó la mochila y de ella saco la dichosa chamarra de mezclilla para colocársela. Era muy ligera pero funcional.

Posteriormente camino calle abajo en busca de la relojería, no fue difícil encontrarla pues era el único establecimiento que aún tenía sus luces encendidas.

El lugar era visiblemente más anticuado que el resto de los de la calle, en el aparador había relojes de tamaños, colores y estilos muy variados y en el interior los había aún más. 

No se encontraba nadie en el mostrador y el lugar era sumamente silencioso, por un momento Harry pensó que el lugar se encontraba vacío. Hasta que en la parte trasera de la tienda se escucharon algunos pasos rechinantes y pudo ver la sombra de alguien pasar.

—Buenas noches, me preguntaba si puedo dejar este reloj, solo necesita una batería nueva. Mañana pasarían a recogerlo.

Se sintió ansioso al instante pues no recibió ninguna respuesta, parecía estar hablando solo. Continúo caminando por la tienda hasta que llego a la parte trasera, donde todo lo que encontró fue la puerta de lo que en un principio pensó que sería el almacén, toco tres veces y al no recibir respuesta probo si la puerta estaba abierta.

Para su sorpresa esta se abrió en cuanto giro la perilla, y en el interior no se encontraba el almacén como pensó en un principio sino una sala de estar, predominada por colores vino y amarillos mostaza.

Sintió que eso sería invadir demasiado el lugar así que cerro con premura y al girar para regresar por donde había venido, localizo una mesita con varios artilugios en ella así como un instructivo medio arrugado y amarillento.

Harry usualmente era muy curioso, así que empezó a hojear el pequeño librito grapado y se dio cuenta de que el reloj de las ilustraciones era idéntico al que el señor Liam le había encargado.

Sin detenerse a pensarlo, motivado por su necesidad de hacer a otros felices, Harry tomo un desarmador pequeñísimo de la mesa y siguiendo el instructivo desmonto el reloj para encontrarse con que la batería no había dejado de funcionar, sino que por alguna razón, esta tenia atravesado un trozo de goma que no permitía que la corriente pasara como debería de ser.

Se encontraba reorganizando las piezas del reloj cuando su teléfono comenzó a timbrar sobresaltándolo y haciéndole sentir el corazón en la garganta por un segundo.

Era Niall, Harry tomo la llamada y luego de encender el altavoz coloco el teléfono sobre la mesa.

—Harry, ¿estas en casa? — pregunto el doctor con voz trémula.

—No, estoy haciendo un pequeño encargo de tu abuelo —dijo medio riendo, sin dejar de trabajar con sus manos en el reloj.

—Ay no, te dije que no le hicieras caso Harry. Ese tipo es todo menos cuerdo y confiable. —Harry solo rio.

—No sueles llamarme cuando sigues en tu turno, ¿pasó algo? —del otro lado de la línea solo se escuchaba la respiración entrecortada de su amigo.

Harry estaba terminando de colocar los tornillos, para después presionar el botón superior del reloj cuando Niall volvió a hablar.

—Harry, se que te encariñas rápido con la gente, pero intenta estar tranquilo, ¿si? —El aludido sintió un peso extraño en el pecho luego de escuchar esas palabras.

—No me asustes, ¿algo anda mal? —ahora a quien le temblaba la voz era a Harry.

—Es el señor Payne, Louis Payne. Harry, acaba de fallecer hace como diez minut..— y en sincronía con el momento en que Harry presionó con más fuerza el botón del reloj la llamada se cortó.

La respiración del joven se pauso por tiempo indefinido que bien pudieron ser segundos o minutos, y de pronto se sintió mareado. Justo como cuando bajas de un ascensor y tus piernas se sienten algo débiles por un segundo.

Cuando al fin pudo recuperar el aire, volvió a marearse. Dejo lo que estaba haciendo y salió de la relojería como alma que lleva el diablo. Y justo cuando giro hacia la derecha de regreso a la casa de descanso el impacto con otro cuerpo lo mando al suelo.

Un suspiro dejo los labios de Harry cuando miro ese par de ojos. No había tantas líneas de expresión marcadas al redor de ellos, pero estaba seguro de que su sonrisa viajaba hasta sus ojos cada vez que esta parecía. Y sobre todo lo que cautivo la atención de Harry y le robo el aliento completamente fueron esas lagunas profundas e iluminadas, rodeadas por largas pestañas caídas. El azul de esa mirada le decía hola por segunda vez y el enfermero solo pudo pensar que se estaba volviendo loco, al ver delante de el al señor Louis, con aproximadamente 60 años menos y una expresión fúrica, eso no era novedad.  Parecía un deja vu.

—¡¿Qué demonios pasa contigo amigo?!— Fue lo ultimo que Harry escuchó justo antes de ver todo oscuro y escuchar la voz cantarina de Louis como si estuviera debajo del agua.

AMOR A TIEMPO  (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora