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25 de octubre de 1960

Los oídos de Harry captaron un suspiro y después de ello empezó a ver un poco de luz a través de sus parpados, sin abrir los ojos mas de una rendijita.

—¡Oh por Dios! Al fin, me sacaste un susto de muerte. Grandísimo tarado ni te conozco y ya te quiero patear el culo por todo lo que me hiciste pasar. —Exclamo una voz entre rasposa y aguda al lado del enfermero que poco a poco iba recobrando la conciencia.

Abrió los ojos despacio para evitar encandilarse, pero se encontró con que todo lo que había encendido en la habitación era una lampara de noche en el buró junto a la cama en la que estaba recostado.

Observo a su alrededor, se trataba de una habitación de espacio reducido, solo cabía la cama, un par de buros y un ropero con espejo frente a la cama, en la pared más próxima a la puerta.

Del lado iluminado por la lampara había un sillón individual y en el se encontraba un joven de ojos brillantemente azules que lo miraba con expectación.

—¿Cómo te encuentras? —cuestiono aun mirándolo con atención.

—Confundido, pero creo que físicamente estoy bien —habló Harry con la voz ronca. —¿Quién eres? —pregunto enderezándose en la cama, sabia la respuesta solo quería corroborar.

—Mis amigos me dicen Tommo, tu dime Louis —se presentó el joven ceñudo con los brazos cruzados sobre el pecho. —¿Y tu nombre cuál es? —

—Harry, un gusto —extendió su mano para estrechar la del otro.

—Y dime Harry, ¿Qué hacías corriendo como desquiciado para salir de una relojería? —preguntó burlón.

Harry intentaba pensar en que decir para no sonar como un total demente. Él ya había identificado lo que pasaba, pero su lado racional no le permitía creerlo del todo. Así que decidió preguntar para de una vez por todas tocar tierra y realidad.

—¿Qué día es hoy? —su voz trémula y temerosa flaqueo al hacer la pregunta. Louis frunció el señor.

—Es 25 de octubre —respondió sonando más como pregunta que como respuesta.

—¿De qué año?

—¿Cómo que de que año? De 1960, obvio.

—Ay no —susurro Harry antes de volver a dejarse caer sobre la cama, por culpa del repentino mareo.

—Bueno, en fin. Ahora que sabemos que estas vivo y al parecer no tienes ningún daño. Es hora de ir a casa —dijo Louis poniéndose de pie.

Harry se limito a observarlo fijamente, ¿Ahora que hacía? Quizá si regresaba a la relojería encontraría la forma de volver a su tiempo. Así que se puso de pie y buscó alrededor por su mochila. La cual brilló por su ausencia.

—¿Por casualidad tomaste mi mochila?

—Todo el esfuerzo, sudor y lágrimas que puse para lograr traer tu larguirucho cuerpo hasta aquí y ¿Todavía esperabas que me preocupara por traer tu mochila?—reclamo Louis. Harry hizo una mueca parecida a un puchero.

—¿O sea que la dejaste ahí? —No había reclamo en su voz, solo un tinte de tristeza. Ahí llevaba su teléfono móvil, su cartera, el par de sobres que había encontrado en la chaqueta y su libro de notas (jamás aceptaría que la función del libro era mas parecida a un diario).

—No, no llevabas mochila. Solo lo que llevas puesto y esto. —señalo el ojiazul entregándole la chamarra de mezclilla.

—Seguro la dejé en la relojería. ¿Crees que siga abierta? —Louis negó y señalo el reloj de pared el cual marcaba las 11 con 30, había durado buen rato inconsciente después de todo.

El enfermero se encamino hacia el ropero para echarse un vistazo en los espejos, debajo de la chaqueta se podía observar la parte superior de su filipina teñida de rosa y la parte inferior que se había salvado del agua de jamaica solo estaba mugrosa en las orillas y levemente salpicada de rosa.

Chaqueta de mezclilla, camisa rosa y pantalón blanco, de golpe el enfermero recordó donde había escuchado esa misma descripción con anterioridad.

Pero seguía habiendo algo que no cuadraba, el no se apellidaba Payne. ¿Cómo podría ser él el futuro esposo del joven que lo miraba aburrido desde su espalda, a través del espejo?

—Debo ir a casa —susurro Harry mas para si mismo que para el otro chico.

—Si eso te acabo de decir hace unos minutos antes de que tuvieras tu viaje astral en el espejo —Louis giro los ojos intentando parecer fastidiado.

Entonces el enfermero, empezó a procesar sus pensamientos nuevamente. Quizá su cerebro se había descompuesto con la caída fuera de la relojería, estaba acomodando las cosas en su cabeza más lento de lo usual.

Si se encontraba en un momento de la historia ubicado 60 años atrás de el lugar en la línea del tiempo que se supone debería ocupar, eso quería decir que su casa aún no había sido construida. ¿Qué demonios iba hacer?

Por supuesto, fingir demencia.

—Louis —llamó casi temeroso.

—¿Qué? —respondió con su usual tono tosco.

—Emm...No recuerdo donde vivo —y entre la incertidumbre y la ansiedad que le apachurraban el pecho, sus ojitos verdes y expresivos se llenaron de lágrimas.

—No me jodas —exclamó Louis llevándose ambas manos al cabello y bajando a su rostro. —Al parecer si estuvo bueno el golpe que te diste —murmuró pensativo.

Un par de minutos pasaron en total silencio, luego de solo mirarse entre ellos con un signo de interrogación en los rostros cada uno sumido en sus pensamientos, Louis volvió a hablar.

—Puedes quedarte esta noche, mañana veremos qué hacer, ¿sí? —sugirió en voz baja.

Y con ese tono amable que le regalaba por primera vez la versión joven del Señor Louis, Harry se sintió un poco más tranquilo y seguro.

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⏰ Última actualización: Oct 25, 2021 ⏰

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AMOR A TIEMPO  (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora