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En la puerta de la habitación había un letrero igual al del resto de las puertas, con letras doradas decía el apellido y su número de expediente:

"Sr. Payne, 280924100102"

Harry tocó tres veces la puerta antes de entrar, la habitación estaba ligeramente a oscuras a pesar de ser las 3 de la tarde, debido a las persianas que no permitía la entrada de ni un delgadito rayo de sol.

El enfermero se dirigió todo lo sigiloso que pudo hasta las persianas para abrirlas, después se acercaría a la cama para despertar suavemente al Sr. Payne, pero una voz algo rasposa lo hizo saltar en su lugar.

—¿Quién eres? — se escuchó, con tono tosco —Ven, acércate. Quiero verte —dijo burlón.

Cuando Harry abrió las persianas por completo localizo al hombre mayor sentado en el sillón de la esquina. Se acerco a él y se inclino para quedar a la altura del señor. Tenia las facciones finas, pómulos altos y labios delgados, su cabello lacio y completamente canoso sobresalía algo despeinado.

—¿No escuchaste? Dije que te acerques, quiero asegurarme de que no seas el incompetente de Horan, lo conocí esta mañana. Ese tipo no sabe de modales —el señor paro de hablar y olfateo el aire. —Ah, ya estas cerca. Mmhh, usted huele a algodón de azúcar, señorita.

La risa de Harry hizo vibrar sus cuerdas vocales y al señor Payne se le esfumo la sonrisa.

—Buenas tardes, Señor Payne. Soy su enfermero, aquí me conocen como Styles, así puede llamarme —Harry sonrió con satisfacción al ver al señor boquear y fruncir el ceño visible sobre la venda que le cubría los ojos.

—Usted, tiene usted una voz muy... —tragó saliva —Cautivadora. —Luego de una pausa, el señor Payne volvió a hablar. —Quiero estar solo, váyase.

—De verdad lo siento, pero es su hora de comida. ¿Qué gusta que le pida de comer? Tengo entendido que por su deficiencia renal no pued...

—¡¿Qué parte de que no te quiero escuchar no entendiste?! — le grito el señor sobresaltando a Harry. El hombre tenía las manos temblorosas, de coraje supuso el enfermero. —Largo, no quiero ver a nadie y no tengo hambre.

—Puedo traer su comida hasta aquí, no tendrá que socializar si no lo desea.

—No tengo hambre —dijo en tono cansado.

—¿Qué le parecería una sopa de verduras?

—¿Eres sordo o solo estúpido?

Y aunque Harry se deberá haber molestado, lo único que pudo hacer fue reír, al señor Payne se le ponía la voz más chillona mientras más enojado estaba.

—¿Se le antoja una ensalada quizá?

—¿Me vez cara de puto conejo como para que quiera comer lechuga? —vocifero el hombre mayor, colorado hasta las orejas.

—No, usted sería mas como un erizo. Mírese todo enojado. Hasta parece tierno —Verdadera ternura decoraba la voz del enfermero, eso hizo enojar aun más a el señor.

—¡Insolente! —gritó arrojándole lo primero que alcanzo a tomar, que por suerte se trataba de un frasco vacío de yogurt. —Soy mayor que tú, me debes respeto. Ni si quiera eso puedes hacer bien, inútil.

—Si, si esta bien. Póngase de pie, iremos a dar un paseo para que le de hambre. Ya vi que estuvo comiendo yogurt entre comidas. Es por eso que no tiene apetito.

El Señor Payne aun con su gesto ofendido, se puso de pie con ayuda del joven y se encaminaron al jardín. Pasearon por entre los arboles y a la orilla del manantial artificial que había en una esquina del gran patio, dos horas después a el hombre mayor ya se le había abierto el apetito.

Y aunque siguiera refunfuñando y demás, el joven Styles le había agradado, aunque no fuera a decírselo.

AMOR A TIEMPO  (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora