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El sol abrazador atravesaba las nubes propias de Inglaterra trayendo un día cálido. Este día hubiera sido uno perfecto para ir de aventuras con tus amigos para disfrutar al fin de algo de calor en la fría Inglaterra pero sin embargo en ese día los chicos no se encontraban en una aventura loca si no afuera de la casa viendo como Tord sacaba sus maletas.
El de verde y morado veían a su mejor amigo sin poder mover un solo musculo en sus posiciones sintiendo el aura tensa alrededor. El amante de la cola tenia un nudo gigante en su garganta que ahogaban todas las palabras que deseaba dejar salir por su boca.
—Y-yo no puedo creer que Tord se vaya— Dejo salir esa única oración a la vez que unos suspiros que trataban de calmar a su ser que se encontraba en duelo de ver partir a su mejor amigo sin saber cuándo podría volver a verlo.
—Yo tampoco Edd... Pero debo seguir mi sueño e ir a la gran ciudad— El noruego contesto de modo tranquilizador viendo al horizonte emocionado por el futuro que le esperaba con una sonrisa determinada a cumplir su más grande sueño que seguía siendo incierto para sus amigos.
El noruego miró por unos segundos al rubio fresa el cual tenía la mirada perdida en la distancia sin decir ninguna palabra, era cierto que por mucho tiempo había sido uno de los más callados del grupo pero después de que esté ganará más seguridad para ser el mismo terminaba dando un sentimiento raro ver a ese chico tan alegre y sentimental volver a sus raíces secas. El noruego suspiro sabiendo que haría una acción estúpida e innecesaria.
Con gracia abrió la primera maleta que sus ojos localizaron y de la misma forma tomo un cachivache, sus pasos se dirigieron hacia el pelirrojo el cual reaccióno un poco al verlo acercarse y le entrego entre sus manos el aparato que anteriormente era suyo —Ten un pequeño regalo de despedida—
—¿Qué es esto?— Cuestionó el de pecas sin apartar su mirada curiosa y confundida de ese aparato. Esté era una clase de pistola con colores brillantes y formas curiosas la cuál no poseía una boca del cañón más bien un pequeño espiral que terminaba en una pequeña pelota apuntando al frente, sin mencionar que tenía a su lado un pequeño teclado con una pantalla.
—Es una máquina borra memoriaAaa-...— se Interrumpió al darse cuenta de cómo se había delatado solito.
—¿Una qué?—
—Em... Y-yo quería decir... Es un cachivache que lo llame máquina borra memorias porque... Siempre me olvidó para que era...— Tartamudeaba tratando de explicar su desliz mientras que en su interior solo salían insultos en su dirección por haber dicho esa clase de idiotez.
