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—Tord... ¡Tord! ¡TORD!— Los llamados despertaron al noruego el cual se encontraba sentado reposando en su escritorio.
Sus ojos se abrieron lentamente dándole al noruego una vista borrosa de su entorno mientras trataban sus ojos de acostumbrarse a la luz que los golpeaba.
Levantó con pesadez su cabeza para ver su escritorio con más detalles. Habían planos por todas partes los cuales habían tapado toda la madera de la mesa. Parpadeo varias veces tallando sus agotados ojos mientras veía a su alrededor aún borracho del sueño que tenía.
—¡TORD SI NO SALES VOY A...!— sus oídos trataban de captar el mensaje parecía que tenía un pitido en la cabeza que lo ensordecia --Edd...-- murmuró él noruego aún tratando de despertar.
—Espera... ¡EDD!— El de cuernos canelas salto al darse cuenta de que los llamados provenían de Edd. Sus ojos miraron alrededor dándose por fin cuenta que estaba en su laboratorio secreto. Empezó a entrar en pánico al notar como la perilla de la puerta se movía.
—¡Edd! ¡No, no, no, no, ESPERA... ME ESTOY CAMBIANDO!— Gritó con todas sus fuerzas corriendo a toda velocidad para salir y evitar que Edd se diera cuenta de laboratorio secreto.
—¿Tord? ¡Hace diez minutos te ando tocando la puerta y no respondes! ¿Qué pasa?—
Con rapidez tocó un botón el cual hizo que la puerta disfrazada de pared se cerrará lentamente dando al cornudo una pequeña línea de tiempo para salir de allí.
Contorno su cuerpo deslizándose y de esa forma logro pasar la puerta aunque no contaba en qué su pie se golpearía contra la alfombra —¡DRITT!— alcanzó a gritar antes de caer desplomado en la alfombra junto a sus hentais los cuales tenía tirados en el suelo junto a su cama.
Su cuerpo se rindió ante las fibras azules de la alfombra que cubría gran parte del suelo mareado por levantarse de forma tan repentina y correr lo que le había dado la suficiente adrenalina para agotarlo por completo. Respiraba entrecortadamente tratando de tomar aire.
—¿¡Tord que pa-?!— Antes de que el noruego pudiera hacer nada el de verde entro a su habitación, pero las angustias del de verde fueron opacadas por una mirada llena de reproche al ver cómo Tord se encontraba en el suelo alrededor de todos sus hentais. Lo que gracias a Dios le había dado al amante de la cola una interpretación equivocada sobre lo que realmente había pasado.
