12. Los panquecitos de Lily

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Mi estilo consta de jeans flojos y blusas básicas. Nada extravagante, nada muy ajustado, nada muy revelador. En días buenos utilizo blusas de mangas cortas, en días malos utilizo camisas de manga larga y cuántos sacos pueda encima.

Y si soy honesta, tengo más días malos que buenos.

Hoy me levanto frente al espejo y sé que es uno de esos días de manga larga. Veo aquellas piernas de doble porción, aquellos brazos en donde agresivas estrías se estiran y me siendo disgustada, avergonzada. Me visto con un ancho buzo amarillo, un jean viejo, medias largas y zapatos de suela dura.

Cubro mi cuerpo hasta sentirme protegida, solo entonces me atrevo a empezar el día.

.....

- ¿Y qué pasó ayer mientras no estaba? – Inquiere Rachel, dando un salto para sentarse sobre la barra - ¿Peter ya te invitó a salir?

- ¿Disculpa?

¿Peter invitándome a salir?

Rachel ignora mi tono y se roba uno de los panquecitos que no hace mucho saqué del horno, pellizca un pedazo y se lo lleva a la boca.

La envidio porque ese pedacito no la engordará.

- Tenemos una apuesta con Tyler – Me informa, llevándose otro pedacito a los labios - ¡Dios!, esto está tan bueno.

Apenas mastica el pedazo de bizcocho, Rachel cierra los ojos en deleite, haciendo que mi pecho se infle de orgullo. Esos panquecitos los hice yo sola, sin la supervisión ni las indicaciones de Abu, y estaba nerviosa de haberlo arruinado.

Pero la forma en la que mi amiga rubia pesca con la lengua las migajas en sus comisuras me hace saber que he hecho un buen trabajo.

- ¿Decías? – La insto a continuar con el tema anterior, satisfecha de mi éxito.

- ¡Ah! Sí – Traga e inmediatamente se mete otro pedazo a la boca –. La apuesta es que yo digo que Peter te dirá algo el viernes, él dice que hoy día.

- Hoy es jueves

- Lo sé – se ríe -, pero mañana es viernes 13, y yo creo que sería de mala suerte salir con alguien tan aburrido como Peter. Es mi opinión.

Arrugo la nariz: - Peter no es aburrido.

- No, solo es un acosador – Mastica otro poco del panquecito.

- Es un artista

-  Y tú su musa – Dice como si fuera lo más común del mundo -, ¿te gusta ser su musa?- Enarca las cejas expectante.

No me gusta que la gente se me quede viendo.

- Aún... Aún no me acostumbro – Respondo y me doy la vuelta.

Escucho a Rachel resoplar, la desespera que evite hablar del tema que ella quiere.

Ocupo mis manos en los platos sucios como excusa. Mientras enjabono y enjuago, pretendo que no sé que Rachel se está comiendo la bandeja de panquecitos.

La verdad es que nunca creo que lograré acostumbrarme a ser la musa de alguien. Es muy incómodo saber que te observan, aunque se trate de Peter. Sobretodo cuando parece que no podemos estar solos sin que uno quiera salir corriendo, usualmente esa soy yo.

Ayer tuvimos lo que parece ser una discusión, y no sé si hoy lo veré. Quisiera decir que no me afecta, pero la verdad es que sí. No soy tonta, sé que me dolería no verlo más.

La esponja se paraliza en mi mano ante la idea. De verdad me dolería no ver a Peter nunca más.

- Toma – Rachel interrumpe mis pensamientos, un generoso pedazo de bizcocho entre sus dedos mientras lo dirige a mi boca.

Trazos AzulesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora