20. Vivir no depende de una talla

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Mack le va con el chisme a Abu en la cena, en frente de todos.

- ¿La besó? – Pregunta incrédula.

Mack asiente: - ¡Enfrente de todos!

- ¡¿La besó?! – Grita papá.

Justo en la hora de la cena.

Papá se encoleriza al escuchar a Mack. Me mira traicionado, como si hubiera cometido un delito grave. Ruedo los ojos porque está siendo muy dramático.

- ¡Papá! – Lo regaña Mack -, no seas infantil.

- ¡No soy infantil! ¡¿Cómo se atreve ese canalla a robar la inocencia de mi hija?!

- Solo fue un beso, ¡y nadie dice canalla ya!

Fue más que un beso. Anoche fueron muchos besos, besos húmedos y calientes, impropios de pensar en una cena familiar.

Que nadie me vea sonrojar, que nadie me vea sonrojar por favor, rezo internamente.

Pero Mack lo nota, y ella se sonroja también porque sabe que ha sido más que un beso. Niego frenéticamente en su dirección para que no diga nada, ella se atraganta con su propia saliva.

- ¿Mack? – Pregunta papá, alarmado al verla casi asfixiada.

Mi hermana se fuerza a calmarse, viendo de papá a mí, no siendo para nada disimulada. Papá nota que algo pasa, antes de que pueda girarse a ver mi rostro sonrojado, Mack actúa lanzándome un bollo que hace que me caiga para atrás, con todo y silla.

- ¡Mackenzie! – La reprime papá, agachándose junto a mí para ayudarme.

Escucho a Abu reírse a carcajadas.

Me levanto sujetada de papá, él me toca el rostro buscando algún rasguño. Al menos la sorpresa del ataque ha disfrazado el sonrojo de la vergüenza.

- ¡Lo siento! ¡Fue un reflejo! – Se excusa mi hermana.

Papá ve entre sus hijas confundido, perdido en medio de una situación que nunca va a entender. Finalmente se rinde lamentándose en voz baja: - ¿Por qué tuvieron que ser niñas? ¿Por qué?

Terminamos la cena con papá devorando lo último de su plato y saliendo despavorido del comedor: - Necesito descansar de toda la locura – Mack y yo nos reímos de él.

Como la otra noche, ella y yo lavamos los platos, Abu se retira temprano. Cuando pasamos frente a su habitación, unos suaves ronquidos pueden ser oídos.

- Abu ha estado un poco ausente últimamente – Musita Mack, viendo la puerta cerrada.

Pongo un brazo sobre sus hombros, arrullándola en mi costado: - Es la edad, Mack. Abu ya no es tan joven y necesita descansar más.

Ella asiente, sé que lo entiende. Todos entendemos, aunque nos preocupa también. Abu siempre fue esta increíble fuerza de la naturaleza, colorida y risueña; duele verla envuelta en abrigos y sin querer salir de la casa porque el frío le hace doler los huesos.

- Por cierto, ¿qué hicieron Peter y tú anoche? – Pregunta mi hermana con una sonrisa traviesa.

Ha pasado mucho tiempo con Tyler y Drew.

Me separo sin responderle, caminando directamente a mi habitación despidiéndome con un "buenas noches". Mack zapatea indignada, no soporta que le oculten cosas.

Apenas entro, dejo caer mi bolso por algún lado y me saco el vestido. No fue una experiencia tan mala usarla, pero estoy cansada; las noches con Peter siempre me dejan exhausta.

Trazos AzulesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora