Capítulo 8. Te ví.

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Tengo un dolor espantoso en la boca, no puedo ni tragar saliva de manera normal, ni siquiera tengo ganas de ir a la escuela, por primera vez, pero si no voy perderé mi record de asistencias, podré ser la más mal portada pero nunca una impuntual.

Con todo mi pesar y dolor me levanto de la cama.

"Ah pero la niña quería ir al dentista, ¿no?", Pienso mientras trato de lavarme los dientes evitando que me duelan, cosa que resulta un absoluto fracaso.

El día de ayer asistí al dentista con mi padre, la verdad las cosas van muy bien entre los dos, accedí de la mejor de las maneras a pasar las vacaciones con él, después de este fin de semana no me queda duda de que si podemos convivir de manera sana, aún queda pendiente el hecho de que estará su familia presente, pero el prometió que eso no interferiría con nuestra convivencia y yo le creo.

Me tomo los analgésicos que me recetó el dentista, el cual es un amigo de mi padre y se ha mostrado sorprendido al verme nuevamente, un hombrecillo de baja estatura que dice conocerme desde mi nacimiento.

- "Tanto tiempo sin verte pequeña Regina".- Exclamaba aquel hombre cuando me vió nuevamente después de "tanto tiempo".

En dos semanas he de volver para que me pongan los frenos y así poder lucir la sonrisa que tanto he deseado, claro está, que el proceso dolerá un poco, pero "la belleza duele", ¿no?

Llego a la escuela y lo primero que hago después de recoger los libros de mi casillero es dejar una nota con una pequeña respuesta a la anterior carta del admirador.

Le he dicho que me gustaría entablar una plática con él (o ella, en el caso que sea una broma) en persona, pero probablemente el (o ella) no acceda.

- ¡Ginny!.- Escucho que gritan desde el otro lado del pasillo, que costumbre se les ha hecho a las personas gritarme de extremo a extremo, me sobresalto y cuando volteo es Annie con el resto de las chicas, si no fueran ellas ya les hubiese gritado, y bueno, si al menos pudiera abrir la boca para gritar.

- Hola.- Digo con voz queda para amortiguar el dolor de boca.

- ¿Estás bien?- Pregunta Annie.

- Si.- Contesto con el mismo tono de voz y apenas moviendo la boca.

- ¿Por qué hablas así? ¿Te pasó algo en la boca?- Pregunta Michelle mientras me analiza de pies a cabeza.- No te veo signos de pelea, ¿Qué te pasa?

- Fui al dentista.- Respondo.

- ¿Qué tu qué?-Dicen las tres al unísono.

- Lo que oyeron.- Digo mientras me tomo la mejilla, me duele mucho el lado derecho de mi rostro.- Voy a empezar mi tratamiento odontológico.

- ¡ME CAGO DE MIEDO!- Exclama Michelle casi gritando y la callamos antes de que alguna monja o profesor la escuche.- Perdón.- Dice con voz queda tapándose la boca.- Pero por favor ¿Qué acaso ustedes no les tienen miedo? Cada que escucho la palabra "dentista" mi mente reproduce las imágenes de "Los Padrinos Mágicos" y me imagino que todos son como ese señor raro de lentes y sonrisa de terror que torturaba niños.- Hace un gesto como si le hubieran dado escalofríos.- ¿En verdad no piensan en eso? ¿Soy la única demente aquí?- Cuestiona después de notar que todas la miramos como si en verdad estuviera loca.

- Yo voy al dentista cada mes a que me aprieten los frenos y no, mi dentista es en lo más mínimo así.- Responde Viridiana y después ríe.- Al parecer si estas demente Mich.

Soltamos carcajadas mientras Michelle nos mira como si las locas fuéramos nosotras.

- Ustedes no entienden nada, ¡Bah, patrañas!- Dice Mich.

Renegade: Un punto de vista diferente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora