Día 16. Comparten cama

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Tony admitía que el santuario, aunque no le daba miedo, le provocaba escalofríos. Cada rincón del Sancta Sanctorum, sabía por su pareja que, tenía una historia, un objeto, o un motivo sumamente importante y de gran impacto para estar allí, no quería saber si eran graves o no por el mismo hecho de que, el solo estar allí, le erizaba la piel.

Comprendía que era la guarida de dos hechiceros que luchaban contra demonios y seres interdimensionales, por lo tanto, se sentía seguro cuando estaba al lado de su amado.

Sobre todo en la cama.

No para tener relaciones sexuales, solo estar en la cama: dormidos, recostados, acostados, sentados, conversando o en silencio, besándose o tomados de la mano. Visitar a Stephen y entrar a su habitación le hacía olvidar todo el peligro que un objeto mal ejecutado podría hacer.

Compartir la cama era el acto preferido de sus visitas, sea como sea, estaba al lado del hombre que le robó el corazón.

Es verdad que el hechicero combatía con seres de otros mundos, pero compartir la cama, vaya, eso sí era cosa de otro mundo.

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TULIPÁN | IRONSTRANGE FLUFFTOBERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora